2005-11-23 14:34:30

Audiencia general:"En Cristo se revela el amor divino que nos transforma en nuevas criaturas y nos colma de una plenitud inalcanzable con las solas fuerzas humanas"


Miércoles, 23 nov (RV).- Benedicto XVI ha celebrado hoy una multitudinaria Audiencia General en la Plaza de san Pedro, durante la cual ha reflexionado sobre el himno de la Carta a los Efesios, “Dios Salvador”. Cada semana la Liturgia de las Vísperas propone a la Iglesia orante el solemne himno de apertura de la Carta a los Efesios, ha comenzado diciendo el Papa, éste pertenece al género de las berakot, es decir las “bendiciones” que ya aparecen en el Antiguo Testamento y que tendrán una ulterior difusión en la tradición judía. Se trata por lo tanto, de una constante cadena de alabanza que se eleva hacia Dios, que en la fe cristiana se celebra como “Padre de nuestro Señor Jesucristo”.

Por este motivo, en nuestro himno de alabanza, la figura central es Cristo, en el que se revela y se cumple la obra de Dios Padre. En efecto, los tres verbos principales de este largo y compacto Cántico nos conducen siempre al Hijo. Dios “nos ha elegido en él”, es nuestra vocación a la santidad y a ser adoptados como hijos suyos y por tanto a la fraternidad con Cristo. “Este don -ha recordado el Papa- que transforma radicalmente nuestro estado de criaturas, se nos ofrece por obra de Jesucristo”, una obra que entra en el gran proyecto salvífico divino, en el amoroso “beneplácito de la voluntad” del Padre que el Apóstol con conmoción está contemplando.

El segundo verbo, después del de la elección, designa el don de la gracia: “La gracia que nos ha dado en su Hijo predilecto”. La gracia que el Padre nos da en el Hijo unigénito es, por lo tanto, epifanía de su amor que nos envuelve y nos transforma. Benedicto XVI ha proseguido enumerando los cánticos paulinos, señalando que el tercero de ellos tiene por objeto siempre la gracia divina que ha sido “abundantemente derramada” en nosotros. Estamos, pues, ante un verbo de plenitud, de donación sin limites y ni reservas. De esta forma llegamos a la profundidad infinita y gloriosa del misterio de Dios, abierto y revelado por gracia a quién ha sido llamado por gracia y por amor, siendo esta revelación imposible de alcanzar solamente con la inteligencia y las capacidades humanas.

El “misterio de la voluntad” divina tiene un centro que está destinado a coordinar todo el ser y toda la historia guiándolos a la plena voluntad de Dios: es “el designio de recapitular en Cristo todas las cosas”. En este “designio”, en griego Oikonomia, es decir, en este plano armónico de la arquitectura del ser y del existir –ha explicado el Papa- se levanta Cristo cabeza de la Iglesia, pero también en Sí, se recapitulan “todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra”. La dispersión y el límite quedan superados y se configura aquella “plenitud” que es la verdadera meta del proyecto que la voluntad divina había preestablecido desde el principio.

“La fe cristiana -ha finalizado diciendo el Papa- reconoce que hay un solo Dios Padre y un solo Jesucristo, Nuestro Señor, que ha venido a través de toda la economía y ha recapitulado en sí todas las cosas. Entre todas las cosas está también el hombre, plasmación de Dios. Por lo tanto, ha recapitulado también al hombre en sí mismo, haciéndose visible, Él que es invisible, comprensible, Él que es incomprensible y hombre Él que es el Verbo”.

Este es el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la Plaza de san Pedro: RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:
El himno de la carta a los Efesios que se ha proclamado hoy es una alabanza a Cristo, el Hijo de Dios, en el que se cumple el designio del Padre. En efecto, en Él hemos sido elegidos y por Él se nos ha dado y se nos da la gracia, revelando así el amor divino que nos transforma en nuevas criaturas y nos colma de una plenitud inalcanzable con las solas fuerzas humanas.

De este modo, Cristo recapitula todas las cosas de la creación y de la historia, superando todo límite y dispersión y reuniéndolas en su última meta querida por Dios. Entre todas las realidades, destaca el ser humano, creado a su imagen. Ahora, en el Verbo Encarnado, la antigua imagen se hace visible, recapitulando la antigua criatura, que es el hombre, para destruir el pecado y darle nueva vida.

Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación que participan en su Capítulo General. Que el Señor os ayude a seguirle con fidelidad, junto con todas vuestras Hermanas. También saludo a los grupos del Colegio-Seminario diocesano de Ibiza y del Instituto de los Misioneros del Espíritu Santo, de México, así como a los demás peregrinos venidos de España y Latinoamérica. Deseo para todos la gozosa experiencia de sentirse verdaderamente hijos de Dios, en Cristo Jesús.
Muchas gracias por vuestra visita.


Al final de la audiencia el Papa se ha dirigido a los representantes de la Asociación Italiana Antiusura, que celebra el décimo aniversario de su fundación, a sus representantes, el Papa les ha agradecido el trabajo que realizan en favor de las familias y personas azotadas por la deplorable plaga social de la usura. “Deseo -les ha manifestado Benedicto XVI- que sean muchos los que os ayuden para que podáis sostener vuestro encomiable esfuerzo en el plano de la prevención, de la solidaridad, de la educación y la legalidad”.

El Pontífice dirigiéndose a los enfermos, a los recién casados y a los jóvenes, les ha invitado a prepararse para el Adviento con fervor espiritual, extrayendo de la Palabra de Dios y de la Eucaristía la energía interior para acoger al Señor que viene.








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