2005-11-14 15:46:23

La Iglesia “no pretende reivindicar privilegio alguno para sí misma, sino solamente tener la posibilidad de cumplir con su propia misión, en el respeto de la legítima laicidad del Estado”


Lunes, 14 nov (RV).- “La Iglesia - en todos los países y contextos internacionales - no reivindica privilegios, sino la posibilidad de cumplir su propia misión, en el respeto de la legítima laicidad del Estado y de la dignidad humana, de la familia y de los necesitados”.

En el tercer aniversario de la histórica visita de Juan Pablo II al Parlamento italiano, Benedicto XVI ha enviado un mensaje que ha sido leído en el acto de conmemoración que ha tenido lugar esta mañana en el Palacio de Montecitorio. En dicho mensaje, leído por el arzobispo Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaría de Estado para Asuntos Generales, el Papa hace hincapié, una vez más, en que la Iglesia – tanto en Italia, como en todos los países y en todos los contextos internacionales - “no pretende reivindicar privilegio alguno para sí misma, sino solamente tener la posibilidad de cumplir con su propia misión, en el respeto de la legítima laicidad del Estado”.

Laicidad, que “bien entendida, no contrasta con el mensaje cristiano, sino que es deudora del mismo, como bien saben los estudiosos de historia de las civilizaciones”, señala asimismo el Santo Padre en este mismo Mensaje, con el anhelo de que la Santa Sede y el estado italiano sepan cooperar cada vez más “en el noble compromiso de tutelar la dignidad humana de cada persona, en favor del bien común de la sociedad a la que la Iglesia desea servir, por mandato de Cristo”.

Evocando con emoción la gran acogida y el tributo solemne de estima que los representantes del pueblo italiano brindaron a su predecesor, Juan Pablo II, que califica de gran Pontífice, Benedicto XVI señala que esa visita al Parlamento de Italia fue posible gracias a la “visión serena de las relaciones entre Iglesia y Estado”.

El Santo Padre expresa asimismo su esperanza en que los miembros del parlamento italiano sigan honrando la memoria del Papa Wojtyla, “inspirándose activamente en sus enseñanzas y promoviendo la formación humana de la persona, la cultura, la familia, la educación y el empleo digno, con especial atención a los más débiles y a las antiguas y nuevas pobrezas”.







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