I Congreso Internacional sobre «El Infinito en la ciencia, en la filosofía y en la
teología»
Jueves, 3 nov (RV).- La ciencia que no tiene en cuenta la ética y la religión conduce
a la bomba atómica y a la clonación de seres humanos y la fe sin la razón se vuelve
presa del fundamentalismo. Esta mañana se ha presentado en el Vaticano el I Congreso
Internacional sobre «El Infinito en la ciencia, en la filosofía y en la teología».
«El
Infinito en la ciencia, en la filosofía y en la teología», es el tema del I Congreso
Internacional del Proyecto STOQ, que tendrá lugar del 9 al 11 de noviembre, en la
Pontificia Universidad Lateranse y que ha sido presentado esta mañana en la Oficina
de Prensa de la Santa Sede.
Presentando este encuentro internacional, el presidente
del Pontificio Consejo para la Cultura, Card. Paul Poupard, ha hecho hincapié en el
anhelo de impulsar «el diálogo en la Iglesia católica entre la cultura científica
- que se extiende tan fuertemente en nuestro mundo y nuestra vida cotidiana - y lo
que podemos denominar cultura de la fe, que se alimenta de la Revelación y del humanismo
cristiano».
Anhelo que dio vida al Proyecto STOQ, cuyo nombre se debe a la
sigla en inglés de Ciencia, Teología e Investigación ontológica, y que viene siendo
patrocinado por el dicasterio vaticano para la cultura con el apoyo de las Pontificias
Universidades Romanas. El Proyecto nace con una amplísima visión cultural, no sólo
académica, y se propone contribuir a un cambio de mentalidad de parte de los creyentes
en relación con las ciencias, más que limitarse a un estudio especializado de problemas
teoréticos.
Al mismo tiempo, el mismo Proyecto desea ofrecer al mundo científico
interlocutores competentes con los cuales dialogar con respeto sobre tantos temas
pendientes, que el desarrollo de las ciencias, en especial de las ciencias naturales,
plantean hoy. Cuestiones de naturaleza filosófica; los grandes problemas existenciales
sobre el origen y el destino del universo; sobre el origen de la vida y de los hombres,
que apelan a la teología. Problemas que se refieren a las aplicaciones científicas,
en especial en el sector biomédico.
Tras recordar que el mencionado Proyecto
surgió de la Comisión de Estudio del Caso Galileo, instituida por Juan Pablo II, en
1981, y presidida por el mismo cardenal Poupard, el purpurado ha puesto de relieve
que «la lección permanente que representa el Caso Galileo nos impulsa a mantener vivo
el diálogo entre las distintas disciplinas y, en particular, entre la teología y las
ciencias naturales, si queremos evitar que en el futuro se repitan episodios semejantes».
Pero «no se trata sólo de encontrar una fórmula que asegure buenas relaciones
entre la Iglesia y las ciencias, o de denunciar posibles abusos», ha señalado el cardenal
Poupard, explicando que el Proyecto STOQ se inserta plenamente en el programa delineado
por el Concilio Vaticano II y, en especial, por la Constitución Pastoral sobre la
Iglesia en el mundo actual Gaudium et Spes.
Sin olvidar que la ciencia moderna,
aunque haya tenido como cuna la cristiandad occidental, ha seguido caminos distintos
y autónomos y que el acuerdo entre la cultura y la formación cristiana no se realiza
siempre sin dificultades, el cardenal Poupard ha recordado que «sabemos a dónde puede
conducir una razón científica que tiene su fin en sí misma: la bomba atómica y la
posibilidad de clonar seres humanos son fruto de una razón que se ha querido liberar
de todo vínculo ético o religioso». Y, en este contexto, el mismo purpurado ha señalado
que «sin embargo, también somos conscientes de los peligros de una religión que corta
sus vínculos con la razón y se vuelve así presa del fundamentalismo».
«Es la
luz divina de la razón, participación del Logos divino en el hombre – como nos recuerda
a menudo Benedicto XVI - la que puede ejercer el control sobre la misma razón y sobre
las formas aberrantes de religión», ha concluido el presidente del Pontificio Consejo
para la Cultura, reiterando que «los creyentes tienen la obligación de ponerse a la
escucha de lo que la moderna ciencia secular ofrece, así como pedimos lealmente que
se tome en consideración la sabiduría de la fe, como voz experta en humanidad».
Pero
la atención que el creyente dirige a la ciencia no es sólo instrumental, ha subrayado
el presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, añadiendo que «no es sólo para
beneficiarse de las ventajas que las aplicaciones científicas ofrecen, como los teléfonos
móviles, los ordenadores, la microcirugía y la exploración de los planetas. La ciencia
moderna nos dice algo también sobre la estructura del universo y de la materia, sobre
el hombre. Se trata de cosas de las que no puede prescindir ningún creyente, en especial,
el teólogo».
En esta perspectiva, ha insistido el cardenal Poupard, «el Proyecto
STOQ se presenta como actuación de una de las grandes intuiciones del Concilio Vaticano
II, al servicio de aquella adquisición de conocimientos mutua entre la Iglesia y la
sociedad contemporánea, sin la cual sería difícil construir un mundo plenamente humano,
como todos anhelamos».
La participación en este I Congreso Internacional sobre
«El Infinito en la ciencia, en la filosofía y en la teología», entre destacados científicos,
filósofos y teólogos de todo el mundo - de dos grandes representantes de la investigación
científica judía, expertos en el Talmud, pone de relieve también la importancia y
el anhelo de impulsar el diálogo interreligioso en el contexto de ciencia y fe.
Las
secciones del citado Congreso estarán dedicadas a «El infinito en la Física y la Cosmología»;
«El infinito en Matemáticas y Lógica»; «El infinito en Ontología y en la Filosofía
de la Mente» y «El infinito en las distintas tradiciones Teológicas.