El Papa participa esta tarde en la beatificación de 8 mártires de la guerra civil
española
Sábado, 29 oct (RV).- Benedicto XVI participará esta tarde en los ritos conclusivos
de la beatificación de los Siervos de Dios españoles María de los Ángeles Ginard
Martí, virgen y mártir, de la Congregación de las Hermanas Celadoras de Culto Eucarístico,
y Josep Tápies y seis compañeros, presbíteros y mártires. La celebración tendrá lugar
en la Basílica de San Pedro a las cinco de la tarde.
Por encargo del Santo
Padre, el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Card. José Saraiva
Martins, que presidirá la Santa Misa, leerá la carta apostólica con la que el Papa
incluirá entre los beatos a estos ocho mártires. Benedicto XVI venerará las reliquias
de los nuevos beatos, dirigirá unas palabras a los presentes e impartirá la Bendición
Apostólica.
Precisamente, el Obispo de Urgel, Mons. Joan Enric Vives, que esta
tarde pedirá al Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos la beatificación
de Joan Tapies y seis compañeros mártires de su diócesis, asesinados durante la persecución
religiosa de los años 30 en España, nos explicó el del significado de su martirio
para la Iglesia, y en concreto para su iglesia particular:
La nueva beata
Sor María de los Ángeles Ginard Martí, virgen y mártir, asesinada también por odio
a la fe, nació el 3 de abril de 1894 en Llucmajor, en la isla de Mallorca, y murió
fusilada el 26 de agosto de 1936, en Madrid donde se encontraba al estallar la guerra
civil española. Desde su niñez y juventud se caracterizó por su espiritualidad, sin
descuidar los trabajos de bordado y costura que realizaba con sus dos hermanas mayores
para ayudar a su familia. Ocupación que no la liberaba además de cuidar a sus seis
hermanos más pequeños, a los que enseñaba el catecismo y les leía la historia sagrada
y la de los primeros mártires. En 1921 ingresó en la Congregación de las Celadoras
del Culto Eucarístico.
La adoración al santísimo Sacramento, que es fin primordial
del instituto en el que había ingresado, la llenaba, le daba fuerzas para los trabajos
comunitarios. Como preparar las formas para la misa, confeccionar y bordar ornamentos
sagrados, preparar a los niños para la primera Comunión... y también para la caridad
en la convivencia comunitaria. Era una religiosa muy ejemplar abierta y cordial, sencilla
piadosa y obediente y dócil.
Ante la persecución religiosa - con quema de iglesias
y amenazas a sacerdotes, religiosos y fieles católicos – los superiores eclesiásticos
obligaron a las religiosas a dejar el convento por el inminente peligro de que fueran
secuestradas. Sor María de los Ángeles se refugió en la vivienda de una familia, donde
permaneció hasta el día 25 de agosto por la tarde, en que los milicianos anárquicos
fueron a detenerla por acusación del portero. Al ver que habían apresado a una señora,
hermana de la dueña de casa que la acogía, la religiosa se presentó a los milicianos
diciendo «esta señora no es monja, dejadla, la única monja soy yo».
La llevaron
a la checa de Bellas Artes y el día 26 de agosto de 1936, al anochecer, según acostumbraban
los perseguidores le dieron ‘el paseillo’ a la Dehesa de la capital española donde
la fusilaron. El postulador de la Causa de beatificación, el P. Bartolomé Mas, señaló
que Sor María de los Ángeles Ginard Martí manifiesta un gran mensaje para nuestros
días, al finalizar el Año de la Eucaristía. Nos llama al verdadero centro de la espiritualidad
cristiana: la persona de Cristo presente en el Santísimo Sacramento, fuente para todo
cristiano de fortaleza, valentía y generosa entrega al prójimo.