El mensaje a los hindúes exhorta a la colaboración y solidaridad, por encima de la
pertenencia religiosa, ante tragedias como la del tsunami, y frente a las dificultades
locales e internacionales
Martes, 25 nov (RV).- «Hindúes y cristianos solidarios». Es el lema del Mensaje que
el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso dirige a los «queridos
amigos hindúes», con motivo de la ‘fiesta de las luces’ – Diwali – 2005. Mensaje que
exhorta a la colaboración y a la solidaridad, por encima de la pertenencia religiosa,
ante las grandes tragedias - como fue la del tsunami - pero también ante las dificultades,
pequeñas y grandes, locales e internacionales.
También este año, mons. Michael
Fitzgerald desea que esta fiesta religiosa - que tendrá lugar el próximo uno de noviembre
- otorgue a los hindúes «la restauración de la mente y del cuerpo y la renovación
espiritual que son necesarias para afrontar las dificultades de la vida cotidiana
con valentía y esperanza». Profundizando en la dimensión espiritual de la vida y la
búsqueda de un verdadero significado que conllevan las fiestas religiosas, ofreciéndonos
la oportunidad de reflexionar sobre el significado de los eventos trágicos en nuestras
vidas o en las de aquellos que nos rodean, el presidente del Pontificio Consejo para
el Diálogo Interreligioso se refiere a la tragedia del tsunami y del maremoto que
asoló el Océano Índico a finales del año pasado.
Cuando las fuerzas de la naturaleza
sembraron una enorme devastación, cobrándose las vidas de tantas personas incluyendo
a numerosos niños, destruyendo innumerables hogares y causando estragos en los medios
de subsistencia de tantas familias. En los lugares asolados por el tsunami, recuerda
Mons. Ftizgerald, «la solidaridad, por encima de las barreras religiosas, contribuyó
a brindar esperanza a numerosas víctimas. Grupos de rescate, pertenecientes a religiones
distintas, trabajaron infatigablemente para aliviar los sufrimientos inmediatos y
para poner en marcha la reconstrucción. En una época en la que parece crecer sin cesar
el secularismo agresivo, al tiempo que parece menguar cada vez más el respeto de los
valores humanos fundamentales, esta colaboración entre personas de distintas religiones
puede llevar a un nuevo respeto de la religión, en nuestro mundo de hoy».
Alentando
a «seguir colaborando unidos para buscar soluciones a los problemas que tenemos que
afrontar, tanto los pequeños como los grandes; los locales como los internacionales»,
y haciendo hincapié en que «el Diwali celebra la luz, la bondad, la reconciliación,
la paz, la armonía y la felicidad», el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo
Interreligioso, reitera sus mejores parabienes a todos los queridos amigos hindúes.
Tras renovar la manifestación de solidaridad de la Santa Sede por la tragedia
natural ocurrida en el sudeste asiático, Mons. Fitzgerald destaca «la gran sensibilidad
de los hindúes hacia quienes sufren» y los vínculos de amistad forjados en el diálogo
que se ha venido fortaleciendo a lo largo de los años. Recordando luego que «la fe
cristiana enseña que todo ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios,
por lo que merece nuestra consideración y cercanía», el presidente del Pontificio
Consejo para el Diálogo Interreligioso cita la declaración Nostra Aetate, del Concilio
Vaticano II.
En dicho documento conciliar sobre las relaciones de la Iglesia
con las religiones no cristianas - que este año celebra su 40 aniversario - se afirma
que «no podemos invocar a Dios, Padre de todos, si nos negamos a sentirnos como hermanos
con algunos hombres, pues todos hemos sido creados a imagen de Dios. La relación del
hombre con Dios Padre y con los demás hombres sus hermanos están unidas de tal forma
que, como dice la Escritura: ‘el que no ama, no ha conocido a Dios’ (1 Jn 4,8)» (NA,
5).