Benedicto XVI exhorta a seguir el ejemplo de los 5 nuevos santos para encontrar la
paz verdadera
Lunes, 24 oct (RV).- «Crecer en la fe, en la esperanza y en la caridad», alimentados
con la oración y la Eucaristía. Recibiendo a los miles de peregrinos que participaron
en la canonización de ayer - la primera de su Pontificado - Benedicto XVI ha exhortado
hoy a seguir el ejemplo de los santos Alberto Hurtado, José Bilczewski, Segismundo
Gorazdowski, Gaetano Catanoso y Félix de Nicosia, para encontrar «la paz verdadera».
Después de la solemne celebración de ayer, Benedicto XVI ha recibido en audiencia
- al final de esta mañana en el Aula Pablo VI - a los numerosísimos peregrinos que
participaron en la primera canonización de su Pontificado, con la que ha dado a la
Iglesia cinco nuevos santos. Con el anhelo de que nos ayuden a adherirnos cada vez
más profundamente a la voluntad de Dios, para encontrar en ella «paz verdadera» y
«alegría perfecta», el Papa ha exhortado a seguir estos ejemplos «para crecer en la
fe, en la esperanza y en la caridad».
Tras brindar su cordial bienvenida a
todos los que han acudido para rendir homenaje a los santos Alberto Hurtado – jesuita
chileno - José Bilczewski, obispo, y Segismundo Gorazdowski, sacerdote, - ambos polacos
que desarrollaron su apostolado en Ucrania - y los religiosos italianos Gaetano Catanoso
y Félix de Nicosia, el Papa ha invitado a dar gracias a Dios, que no cesa de suscitar
en la Iglesia nuevos y luminosos ejemplos de santos y beatos, a los que invocamos
como protectores, contando con su ayuda celestial.
El Santo Padre, que ha
pronunciado su discurso en italiano, ucraniano, polaco y español, ha evocado el carisma
de cada uno de los nuevos cinco santos. Estas han sido las palabras de Benedicto XVI
sobre san Alberto Hurtado, que han sido acogidas con una gran alegría:
Una figura
insigne de la Nación chilena es el Padre Alberto Hurtado Cruchaga, sacerdote de la
Compañía de Jesús, que ayer he tenido el gozo de canonizar. Al encontrarme aquí con
vosotros, queridos hermanos y hermanas, me siento muy cercano a todo el pueblo de
Chile. Deseo que mi saludo llegue también a los que están espiritualmente unidos a
esta gran fiesta de acción de gracias y de alabanza al Señor por la proclamación del
nuevo Santo. El objetivo de su vida fue ser otro Cristo. Así se comprende mejor su
conciencia filial ante el Padre, su espíritu de oración, su hondo amor a María, su
generosidad en darse totalmente, su entrega y servicio a los pobres. A la luz de la
verdad del Cuerpo Místico, experimentó el dolor ajeno como propio y esto lo impulsó
a una mayor dedicación a los pobres, fundando para ellos el “Hogar de Cristo”. Es
hermoso que hoy esté aquí un grupo representativo de ese centro, dando testimonio
del ambiente familiar que le imprimió nuestro Santo y que sigue contando con la colaboración
de tantas personas de buena voluntad. La vida del Padre Hurtado invita a todos a la
responsabilidad, pero especialmente a la santidad. Que san Alberto Hurtado interceda
por todos, para que llevéis a vuestros hogares, comunidades eclesiales y ámbitos sociales,
la luz que dio esplendor a su vida y gozo a su corazón.
También con gran
alegría han sido acogidos los saludos del Papa a los demás grupos de peregrinos de
Ucrania, Polonia e Italia. El Santo Padre ha saludado a las autoridades religiosas
y civiles, así como a los laicos que han viajado a Roma para participar en estas canonizaciones.
Destacando
las figuras de los nuevos santos polacos, el obispo José Bilczewski, y el sacerdote
Segismundo Gorazdowski, que vivieron en tierra ucraniana, el Pontífice ha invitado
a seguir el ejemplo de ambos que «fortalecidos con la oración y con la Eucaristía,
se entregaron totalmente a Dios y brindaron con eficacia su ayuda material y espiritual
a los más necesitados».
Los más necesitados y los últimos centraron asimismo
el apostolado de los dos religiosos italianos san Gaetano Catanoso y san Félix de
Nicosia. Del primero, Fundador de las Verónicas del Santo Rostro, el Papa ha destacado
el ardor apostólico y el testimonio que le caracterizó como auténtico servidor del
Pueblo de Dios.
Benedicto XVI ha evocado luego el ejemplo de santidad de Félix
da Nicosia. «En un mundo tan fuertemente tentado por la búsqueda de las apariencias
y del bienestar egoísta» - ha señalado el Papa - este santo «recuerda a todos que
la alegría verdadera se esconde a menudo detrás de las cosas pequeñas y se alcanza
cumpliendo el propio deber de cada día con espíritu de servicio».