Ángelus: el Papa evoca a Juan Pablo II y exhorta a «escuchar el clamor de los pobres
e intensificar la lucha contra la pobreza, flagelo de la humanidad»
Lunes, 17 oct (RV).- Una emocionada evocación del Siervo de Dios Juan Pablo II - «Papa
contemplativo y misionero» - y un apremiante llamamiento a las autoridades civiles
y a los responsables del mundo a «escuchar el clamor de los pobres y a intensificar
la lucha contra la pobreza, flagelo de la humanidad», centraron la cita de Benedicto
XVI para el Ángelus de este domingo.
Interrumpido varias veces por los aplausos
de los numerosos peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, Benedicto XVI evocó
con emoción y cariño a su predecesor Juan Pablo II – Papa contemplativo y misionero
-, en el 27 aniversario de la elección de Karol Wojtyla como Sucesor de Pedro, y
- dando gracias a Dios por «su generoso servicio a la Iglesia y a toda la familia
humana» - exhorta a atesorar y poner por obra sus enseñanzas: «Contemplativo y misionero.
Así fue el amado Papa Juan Pablo II. Lo fue -y lo hemos visto - gracias a la íntima
unión con Dios, cotidianamente alimentada por la Eucaristía y por largos tiempos de
oración. En la hora del Ángelus, tan querida para él, es dulce y debido recordarle
en este aniversario, renovando a Dios la acción de gracias por haber dado a la Iglesia
y al mundo a tan digno Sucesor del apóstol Pedro. Que la Virgen María nos ayude a
atesorar su preciosa herencia».
Recordando el día en que el cardenal Wojtyla,
arzobispo de Cracovia, fue elegido para suceder a Juan Pablo I, fallecido 33 días
después de su elección, el Santo Padre hizo hincapié en que el Papa que había llegado
desde lejos ha sido reconocido como «autoridad moral también por numerosas personas
no cristianas y no creyentes, como demostraron las conmovedoras manifestaciones de
cariño en ocasión de su enfermedad y de gran pesar después de su muerte». Su tumba
no cesa de ser meta de peregrinos de todo el mundo: «Ante su tumba, en las Grutas
vaticanas, prosigue todavía sin interrupción la peregrinación de tantísimos fieles
y ello también constituye un signo elocuente de cuánto el amado Juan Pablo II caló
en el corazón de la gente, sobre todo por su testimonio de amor y entrega en el sufrimiento».
En
Juan Pablo II pudimos admirar la fuerza de la fe y de la oración y una entrega total
a María Santísima, que le acompañó y protegió siempre, en especial en los momentos
más difíciles y dramáticos de su vida, recordó también Benedicto XV, añadiendo que
«podríamos definir a Juan Pablo II como un Papa totalmente consagrado a Jesús por
medio de María, como bien evidenciaba su escudo: ‘Totus Tuus’. Fue elegido en el mes
del Rosario y el rosario que llevaba siempre en sus manos se volvió uno de los símbolos
de su pontificado, sobre el cual la Virgen Inmaculada veló con cuidado maternal».
Benedicto
XVI recordó con dulzura a Juan Pablo II poniendo de relieve también las numerosas
veces en que los fieles de todo el mundo se pudieron unir al Papa fallecido para rezar
con él y «gracias a su ejemplo y enseñanzas redescubrir el sentido auténtico, contemplativo
y cristológico del Rosario... Pues el Cristo encontrado en el Evangelio y en el Sacramento,
lo contemplamos con María en varios momentos de su vida, gracias a los misterios gozosos,
luminosos, dolorosos y gloriosos. Si la Eucaristía es para el cristiano el centro
de su jornada, el Rosario contribuye a dilatar la comunión con Cristo para irradiar
su amor misericordioso.
En la víspera de la Jornada mundial para la erradicación
de la Pobreza, que se celebra hoy, Benedicto XVI lanzó un nuevo llamamiento contra
este flagelo. Éstas han sido sus palabras después del Ángelus, en sus saludos en
lengua francesa: «La miseria es un flagelo contra el cual la humanidad debe luchar
sin cesar. Estamos llamados a una solidaridad cada vez mayor, para que nadie se sienta
excluido de la sociedad. Mi oración abraza a los pobres que luchan con valentía para
vivir en la dignidad, saliendo al paso de las necesidades de sus familias y de los
sufrimientos de los hermanos. Saludo a todos los que se entregan al servicio de los
necesitados, e invito a las autoridades civiles y los responsables a escuchar el clamor
de los pobres y a intensificar sus acciones en la lucha contra la miseria».
El
Papa saludó también a los peregrinos de nuestra lengua que acudieron a la Plaza de
San Pedro para rezar con él:
Saludo
cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana,
de modo particular a un grupo de miembros de la Armada española, así como a los fieles
de la parroquia Santa María, de Mahón. Queridos hermanos: que la participación frecuente
en la Eucaristía os ayude a vivir en la adoración, alabanza y acción de gracias al
Señor.