Jornada Mundial de la Salud mental: mensaje del cardenal Lozano Barragán
Viernes, 7 oct (RV).- La Jornada Mundial de la Salud mental que se celebra el próximo
lunes 10 de octubre lleva por tema “Salud mental y física durante toda la vida”. En
ocasión de esta jornada, el cardenal Lozano Barragán presidente del Pontificio Consejo
para la Pastoral de la Salud ha escrito una nota en la que subraya “el patrimonio
inestimable que representa la salud” un estado fundamental para todos “para garantizar
la paz y la justicia entre los pueblos”.
La promoción de la salud, la prevención
de las enfermedades y el compartir los riesgos relacionados con la salud son todas
-dice el cardenal Barragán- responsabilidades de los planes nacionales sanitarios,
de empresas, gobiernos y dispensarios sanitarios. Pero en el ámbito de la salud mental
tales consideraciones asumen una relevancia particular. Y a este respecto aporta unos
datos de la Organización Mundial de la Salud, la cual afirma que son 450 millones
las personas en el mundo afectadas por enfermedades mentales o neurológicas y que
873 mil se suicidan cada año.
Según la OMS, el desequilibrio mental representa
una verdadera emergencia socio-sanitaria: el 25% de los países no tienen una legislación
sobre la materia; el 41% tampoco tiene una política definida para salud mental; el
25% de los centros sanitarios no tiene acceso a los fármacos psiquiátricos esenciales.
Y en el mundo el 70% de la población dispone de menos de un psiquiatra para 100 mil
habitantes. Los disturbios mentales afectan con mayor frecuencia las poblaciones desfavorecidas
desde el punto de vista intelectual, cultural y económico.
Ante este cuadro,
el presidente del dicasterio para la Pastoral de la Salud llama a una fuerte y urgente
acción preventiva de las enfermedades mentales. Diagnosis precoces, medidas de intervención
rápida para la tutela de la salud mental. “Es necesario garantizar –dice- la difusión
de una real educación de la salud y promover estilos de vida sanos y coherentes con
cultura de los valores”.
La misma ciencia médica reconoce señala el purpurado
la estrecha relación que existe entre la actual crisis de valores en el mundo y la
manifestación de algunas patologías mentales. “No es posible callar frente a la continua
agresión a la serenidad y al equilibrio mental ante modelos sociales que llevan a
la instrumentalización del hombre y a peligrosos condicionamientos de su libertad”.
La crisis de valores aumenta la soledad hace que se pierdan las tradicionales formas
de de cohesión social y corroe los grupos sociales, particularmente en el plano cultural,
desacreditando sobre todo el benemérito instituto de la familia.
El cardenal
mejicano recuerda que la Iglesia católica siempre ha contribuido asistiendo a los
enfermos mentales y a sus familias, tanto en el plano medico-asitencial, como en el
social, espiritual y pastoral. “Somos conscientes de encontrar especialmente en los
enfermos mentales la imagen preciosa de Dios que en el Cristo sufriente, como dice
el Profeta Isaías, “no tenía apariencia ni presencia; y no tenía aspecto que pudiésemos
estimar”; es ahí donde se encuentra la fuerza redentora de toda la humanidad. Con
todos los medios que la Iglesia aporta, demuestra que la enfermedad mental no crea
fosos infranqueables, ni impide relaciones de auténtica caridad cristiana con quién
es víctima.
Al final del mensaje el purpurado dirige todas estas reflexiones
a todas los responsables de la sociedad encargados de vigilar sobre la salud pública
para que intenten encontrar ayuda urgente a estos enfermos.