Ángelus: “La Eucaristía es como una ‘lupa’ a través de la cual se verifica continuamente
el rostro y el camino de la Iglesia que Cristo fundó”
Domingo, 2 oct (RV).- Tras haber asistido a la celebración Eucarística que ha servido
de inauguración del Sínodo de los Obispos, Benedicto XVI se ha dirigido a mediodía
a los peregrinos presentes en la plaza de San Pedro para asistir al rezo del Ángelus.
En su alocución previa al rezo mariano, el Santo Padre ha recordado la importancia
de este sínodo, que durante tres semanas, servirá para reflexionar sobre el tema “Eucaristía:
fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia”.
“La Eucaristía podría
ser considerada como una ‘lupa’ a través de la cual se verifica continuamente el rostro
y el camino de la Iglesia que Cristo fundó, para que cada hombre pueda conocer el
amor de Dios y encontrar en éste la plenitud de la vida”, ha explicado el Obispo de
Roma, recordando después que “por este motivo, mi querido Juan Pablo II quiso dedicar
a la Eucaristía un año entero”, que se clausurará con el final de la Asamblea sinodal,
el próximo domingo 23 de octubre, día de la Jornada Mundial de las Misiones.
Benedicto
XVI ha proseguido su alocución previa al Ángelus reiterando la importancia de la Eucaristía,
como “centro propulsor de toda acción evangelizadora de la Iglesia”. Y es que, como
ha explicado el Obispo de Roma, “las comunidades cristianas sin la celebración eucarística,
perderían su auténtica naturaleza”.
Precisamente siguiendo el camino de la
Eucaristía los apóstoles misioneros nos han dejado su legado, como ha subrayado el
Sucesor de Pedro: “Pensamos, por un lado, en san Francisco Javier, cuyo amor por Cristo
le empujó hasta el extremo Oriente para anunciar el Evangelio, y por otro, en santa
Teresa de Lisieux, joven carmelita cuya memoria recordábamos ayer. Ella vivió en la
clausura su ardiente espíritu apostólico, mereciéndose ser proclamada, junto a san
Francisco Javier, patrona de la actividad misionera de la Iglesia”.
Asimismo
el Papa ha recordado la celebración del próximo 7 de octubre de la Virgen del Rosario
señalando que “este mes está dedicado al santo Rosario, oración contemplativa con
la cual, guiados por la celeste Madre del Señor, fijamos la mirada en el rostro del
Redentor”. En este sentido Benedicto XVI ha reconocido que el “nuevo florecimiento
de esta antigua oración” se debe sobre todo al ejemplo y a las enseñanzas de Juan
Pablo II, de ahí que haya invitado a todos los fieles a leer su carta apostólica “Rosarium
Virginis Mariae”, para poner en práctica las indicaciones que en el texto se dan,
a nivel personal, familiar y comunitario.
Benedicto XVI ha finalizado su alocución
previa al rezo mariano confiando a María los trabajos del Sínodo: “que sea Ella quien
conduzca a toda la Iglesia a tener conocimiento cada vez más claro de la propia misión
al servicio del Redentor, realmente presente en el sacramento de la Eucaristía”.
Y
tras el rezo mariano del Ángelus, y el responso por los fieles difuntos, Benedicto
XVI ha saludado en varios idiomas. Este ha sido su saludo en español: “Doy una cordial
bienvenida a este encuentro de oración a la Virgen a los peregrinos de lengua española.
Invito a todos a mantener siempre viva la llama de la fe y a cultivar con esmero la
viña del Señor”.