El mensaje del Evangelio de reconciliación y paz no se circunscribe sólo a un pueblo,
sino que supera todos los confines étnicos y culturales. Mensaje del Papa al I ‘Encuentro
de Civilizaciones’ en Turquía
Martes, 27 sep (RV).- «El Santo Padre Benedicto XVI ha recibido con agrado la noticia
del primer ‘Encuentro de Civilizaciones’, que se celebra en Antioquía del 25 al 30
de septiembre. Y envía sus cordiales saludos a los organizadores de esta conferencia,
asegurando sus oraciones para que los participantes puedan profundizar en la determinación
de celebrar - en el patrimonio espiritual y cultural de cada uno – aquellos valores
que reconocen la centralidad de la persona y promueven el entendimiento mutuo, el
respeto y la paz». Así se lee en el Mensaje, enviado - en nombre del Papa - por el
cardenal Secretario de Estado, Angelo Sodano, a los numerosos líderes religiosos,
expertos y embajadores de más de 40 países reunidos en Turquía, con motivo de este
Encuentro Internacional.
El Mensaje del Papa se leyó, el pasado domingo, en
la inauguración de dicha cumbre que finalizará el próximo viernes 30 de septiembre.
Tras hacer hincapié en que la ciudad de Antioquía ha testimoniado la sucesión de una
variedad de civilizaciones, Benedicto XVI pone de relieve que no podemos olvidar las
lecciones del pasado mientras afrontamos los desafíos del presente.
«Es algo
particularmente urgente en una era de globalización, en la que puede haber el peligro
de que los valores humanos fundamentales queden sacrificados en nombre del progreso
o de que se pierdan a causa de ideologías seculares destructivas». En este contexto,
Benedicto XVI recuerda la importancia de «la primacía de la dignidad de la persona,
que centra siempre el corazón de toda verdadera civilización».
Por ello, recomienda
el Papa, hay que «encontrar los medios y las estructuras que aseguren el respeto incondicional
de toda vida humana, en toda su riqueza. Que todos tengan acceso a una vida digna.
Que la seguridad sea para todos. Que los jóvenes sean formados en la verdad y con
ideales nobles. Que las comunicaciones culturales florezcan. Y que se tutele la libertad
religiosa, incluyendo la de las minorías».
El Pontífice reitera los lazos que
unen a la ciudad de Antioquía con los seguidores de Jesucristo, donde por primera
vez se les llamó cristianos, indicando que el mensaje del Evangelio no se circunscribe
sólo a un pueblo, sino que supera todos los confines étnicos y culturales. Es un mensaje
de reconciliación y de paz según el plan del Todopoderoso para con la humanidad».