2005-09-08 17:00:44

El Papa destaca la acción pastoral de la Iglesia en México en el servicio a los pobres y la incansable promoción de su dignidad


Jueves, 8 sep (RV).- El Papa destaca la acción pastoral de la Iglesia en México en el servicio a los pobres, particularmente a los indígenas, y la incansable promoción de su dignidad, ante los anhelos de consolidar instituciones democráticas, económicas y sociales que reconozcan los derechos humanos y los valores culturales del pueblo.

Benedicto XVI ha reflexionado esta mañana sobre algunos puntos de especial interés para la Iglesia que peregrina en México, en su discurso a los obispos de las provincias eclesiásticas de Chihuahua, Durango, Guadalajara y Hermosillo, que han finalizado este jueves su visita ad limina, acrecentando también los lazos de comunión con el Sucesor de Pedro.

Alentándolos a perseverar en el camino de comunión episcopal, el Papa ha recordado que «la nación mexicana ha surgido como encuentro de pueblos y culturas cuya fisonomía ha quedado marcada por la presencia viva de Jesucristo y la mediación de María, “Madre del Verdadero Dios por quien se vive” (Nican Mopohua)». Haciendo hincapié en que «la riqueza del “Acontecimiento Guadalupano” unió en una realidad nueva a personas, historias y culturas diferentes, a través de las cuales México ha ido madurando su identidad y su misión».

La sociedad actual cuestiona y observa a la Iglesia, exigiendo coherencia e intrepidez en la fe. Signos visibles de credibilidad serán el testimonio de vida, la unidad de los creyentes, el servicio a los pobres y la incansable promoción de su dignidad. En la tarea evangelizadora hay que ser creativos, siempre en fidelidad a la Tradición de la Iglesia y de su magisterio.

Ante el proceso de transición, que vive México hoy, caracterizado por la «aparición de grupos que, a veces de manera más o menos ordenada, buscan nuevos espacios de participación y representación, propugnando con particular fuerza la reivindicación en favor de los pobres y de los excluidos del desarrollo, particularmente de los indígenas», el Papa ha reiterado la importancia de la acción pastoral de la Iglesia: «Los profundos anhelos de consolidar una cultura y unas instituciones democráticas, económicas y sociales que reconozcan los derechos humanos y los valores culturales del pueblo, deben encontrar un eco y una respuesta iluminadora en la acción pastoral de la Iglesia».

Evocando la preparación al Gran Jubileo que contribuyó a que los católicos mexicanos conocieran, aceptaran y amaran su historia como pueblo y como comunidad creyente, Benedicto XVI ha hecho suya la exhortación de su predecesor: “Es necesaria, para cada uno y para los pueblos, escribe Juan Pablo II, una especie de ‘purificación de la memoria’, a fin de que los males del pasado no vuelvan a producirse más. No se trata de olvidar todo lo que ha sucedido, sino de releerlo con sentimientos nuevos, aprendiendo, precisamente de las experiencias sufridas, que sólo el amor construye, mientras el odio produce destrucción y ruina” (Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 3, 1 enero 1997).

Se trata de un reto que requiere una formación integral, en todos los ámbitos de la Iglesia. Formación que es particularmente necesaria para los jóvenes que, «al dejar de frecuentar la comunidad eclesial tras los sacramentos de iniciación, se encuentran ante una sociedad marcada por un creciente pluralismo cultural y religioso». Y que «se enfrentan, a veces muy solos y como desorientados, a corrientes de pensamiento según las cuales, sin necesidad de Dios e incluso contra Dios, el hombre alcanza su plenitud a través del poder tecnológico, político y económico». El Papa invita a «acompañar a los jóvenes y convocarlos con entusiasmo para que, integrados de nuevo en la comunidad eclesial, asuman el compromiso de transformar la sociedad como exigencia fundamental del seguimiento de Cristo».

Acompañamiento que también requieren las familias - “iglesia doméstica”, en la que el padre y la madre son los ‘primeros evangelizadores’ de sus hijos. Destacando luego la importancia del encuentro personal con el Señor, favorecido por la catequesis, la enseñanza de la religión y de la moral en las escuelas de inspiración cristiana, y por el testimonio, Benedicto XVI ha puesto de relieve la riqueza eclesial que representa «la existencia de más de cuatrocientos Institutos de vida consagrada, sobre todo de mujeres y muchos de ellos fundados en México, que evangelizan en todo el país y en los diversos ambientes, culturas y lugares».

Es decir, educación; apostolado entre los más pobres uniendo la evangelización y la promoción humana; hospitales; medios de comunicación social; en el campo del arte y las humanidades y formación espiritual y profesional. Sin olvidar el papel de los laicos y la presencia creciente de movimientos laicales nacionales e internacionales que promueven la renovación de la vida matrimonial y familiar, así como una mayor vivencia comunitaria, el Papa ha hecho hincapié en que «la Iglesia en México refleja el pluralismo de la sociedad misma, plasmada en muchas y diversas realidades, algunas muy buenas y prometedoras y otras más complejas»

Ante ello, y en el respeto de las realidades locales y regionales, ha recomendado el Santo Padre «los Obispos han de favorecer unos procesos pastorales orgánicos que den un mayor sentido a las manifestaciones derivadas de una mera tradición o costumbre. Estos procesos han buscar ante todo integrar las directrices del Concilio con los desafíos pastorales que presentan las diversas situaciones concretas».

El Pontífice ha mencionado en especial la importancia del compromiso de la Iglesia en México en los medios de comunicación social, pues «poner el rostro de Cristo en ese ambiente mediático requiere un serio esfuerzo formativo y apostólico que no puede postergarse, necesitando también para ello la aportación de todos».

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