En el Ángelus dedicado al Año de la Eucaristía el Papa recuerda las catástrofes de
Nueva Orleáns y Bagdad
Domingo, 4 sep (RV).- Benedicto XVI ha invitado a rezar por las numerosas víctimas
del huracán Katrina en Estados Unidos, y por las de Bagdad en su cita dominical para
el rezo del Ángelus centrado en el Año de la Eucaristía, proclamado por Juan Pablo
II y que culminará con la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos en el Vaticano.
Destacando
su pesar por dos tragedias -la catástrofe natural que ha asolado el sur estadounidense,
en particular Nueva Orleáns, y la provocada por el temor al terrorismo en Bagdad-
el Papa ha exhortado a rezar también por la reconstrucción de las zonas asoladas
por el huracán y por la reconciliación en Irak: “Bendigo a cuantos están empeñados
en la difícil tarea de socorro y reconstrucción. Al presidente del Pontificio Consejo
Cor Unum, Arzobispo Paul Josef Cordes, le he encomendado llevar a las poblaciones
afectadas el testimonio de mi solidaridad. Dirijo mi pensamiento también a los iraquíes,
que el miércoles pasado han visto morir, víctimas del pánico irrefrenable, a cientos
de sus conciudadanos. En su mayoría ancianos, mujeres y niños, reunidos en Bagdad
en una conmemoración religiosa. Quiera el Todopoderoso tocar el corazón de todos para
que se instaure al fin en este atormentado país un clima de reconciliación y de recíproca
confianza”.
Introduciendo el rezo del Ángelus de este domingo, Benedicto XVI
recordó que se acerca la conclusión del Año de la Eucaristía, que culminará el próximo
mes de octubre con la celebración de la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos
en el Vaticano, cuyo tema será «La Eucaristía: fuente y cumbre de la vida y de la
misión de la Iglesia».
En este contexto, causaron especial conmoción las palabras
con las que Benedicto XVI evocó al «amado Papa Juan Pablo II», que, con el Año especial
dedicado al Misterio eucarístico, quiso renovar en los cristianos el impulso de la
fe, el estupor y el amor hacia este gran Sacramento que constituye el verdadero tesoro
de la Iglesia.
Recordando la ejemplar y gran espiritualidad eucarística de
su predecesor, al que «en los últimos meses, la enfermedad asimiló cada vez más a
Cristo sufriente», Benedicto XVI ha hecho hincapié en que en la hora de su muerte,
Juan Pablo II «unió el ofrecimiento de su propia vida a la de Cristo, en la Misa que
se celebraba al lado de su lecho».
Tras destacar que la existencia terrena
de Papa Wojtyla concluyó en la Octava de Pascua, precisamente en el corazón de este
Año Eucarístico, en el que se cumplió el pasaje de su gran pontificado al suyo, Benedicto
XVI ha reafirmado «la centralidad del Sacramento de la presencia real de Cristo en
la vida de la Iglesia y en la de todo cristiano».
El Papa ha invitado a toda
la Comunidad eclesial a participar con la oración y la reflexión en la preparación
de la Asamblea sinodal de octubre y ha recordado la importancia del misterio de la
Eucaristía también en la reciente Jornada Mundial de la Juventud. En particular, hoy
el Santo Padre ha querido exhortar a «santificar con alegría el ‘día del Señor’, el
Domingo, día sagrado para los cristianos».
También este domingo, les ofrecemos
las palabras que el Santo Padre ha dirigido a los peregrinos de habla hispana que
han rezado el Ángelus con él y que, como podrán escuchar, han recibido el saludo del
Papa con gran alegría y cariño: «Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española llegados a Castelgandolfo para la oración mariana
del Ángelus, así como a los que se unen a ella a través de la radio y la televisión.
Tened siempre presente que la plenitud de la ley es el amor. ¡Feliz domingo!»