El Papa hace balance de su viaje a Colonia durante la Audiencia General
Miércoles, 24 ago (RV).- Benedicto XVI ha recibido en el Aula Pablo VI del Vaticano,
a miles de peregrinos procedentes de los cinco continentes, para celebrar con ellos
la habitual audiencia general de los miércoles. Durante la misma, el Pontífice ha
recordado una vez más su alegría por haber celebrado con los jóvenes de todo el mundo,
la XX Jornada Mundial de la Juventud en Colonia (Alemania), y ha dirigido su pensamiento
hacia “las regiones de Europa probadas en los últimos días por inundaciones y por
incendios que por desgracia han provocado víctimas y muchísimos daños. Muchas familias
se han quedado sin casa y cientos de personas deben de afrontar trágicos problemas”,
ha lamentado el Santo Padre asegurando su “cercanía espiritual y oración hacia todos
los que están siendo probados por estos graves eventos”.
En su reflexión sobre
los días transcurridos en Colonia en ocasión de la XX Jornada Mundial de la Juventud,
el Papa ha puesto de relieve que la Providencia Divina ha querido que su primer viaje
pastoral fuera de Italia fuese precisamente a su país de origen, Alemania. Asimismo
el Santo Padre ha dado las gracias a todas aquellas personas que con “esfuerzo y
amor” han preparado su viaje, señalando el significado de que, precisamente, esta
reunión de los jóvenes con el Papa, se haya producido mientras “nos acercamos a la
conclusión del año eucarístico querido por Juan Pablo II”.
Para Benedicto XVI,
el tema de esta XX edición: “Hemos venido para adorarlo”, se trata de una invitación
a seguir idealmente a los Magos y a cumplir junto a ellos un viaje interior de conversión
hacia el Emmanuel, Dios con nosotros, para conocerlo, encontrarlo, adorarlo y, después
volver a partir llevando en el alma Su luz y Su alegría.
En Colonia los jóvenes
han tenido la posibilidad de profundizar en estos temas espirituales y se han encontrado
impulsados por el Espíritu Santo a ser testimonio de Cristo, que en la Eucaristía
ha prometido permanecer presente entre nosotros hasta el fin del mundo. El Papa ha
querido evocar varios momentos particulares vividos durante estas Jornadas, como el
de los seminaristas, jóvenes llamados a un seguimiento más radical de Cristo, Maestro
y Pastor, o el encuentro ecuménico con los representantes de otras Iglesias y comunidades
eclesiales.
En este sentido, el Papa ha hecho hincapié en el importante papel
del diálogo ecuménico en Alemania - tanto por la triste historia de las divisiones,
como por la parte significativa desarrollada en el camino de la Reconciliación – el
Pontífice ha expresado su anhelo de que “el diálogo como cambio recíproco de dones
y no sólo de palabras contribuya además a crecer y madurar aquella sinfonía ordenada
y armónica que es la unidad católica”. En esta perspectiva – ha afirmado el Papa -
las Jornadas Mundiales de la Juventud representan un válido “laboratorio ecuménico”.
Benedicto
XVI ha revivido con emoción su visita a la Sinagoga de Colonia, sede de la comunidad
judía alemana más antigua, en donde este año se celebra el 40 aniversario de la declaración
conciliar Nostra aetate, que ha inaugurado una nueva época de diálogo y de solidaridad
espiritual entre judíos y cristianos. “Por esta razón – ha señalado Benedicto XVI
- he querido encontrar a los representantes de algunas comunidades musulmanes a los
que les he expresado las preocupaciones del difícil momento histórico que estamos
viviendo, deseando que se extirpen el fanatismo y la violencia y que juntos se pueda
colaborar defendiendo siempre la dignidad de la persona humana y tutelando sus derechos
fundamentales”.
“Queridos hermanos y hermanas - ha proseguido Benedicto XVI
- desde el corazón de la ‘vieja’ Europa, que por desgracia ha conocido en el pasado
siglo horrendos conflictos y regímenes inhumanos, los jóvenes han relanzado a la humanidad
de nuestro tiempo el mensaje de la esperanza que no defrauda, porque está fundada
sobre la Palabra de Dios hecha carne en Jesucristo, muerto y resucitado por nuestra
salvación”.
Para el Santo Padre, los jóvenes han encontrado y adorado en Colonia
al Emmanuel en el misterio de la Eucaristía, por lo que han comprendido mejor, que
la Iglesia es la gran familia por medio de la cual, Dios forma un espacio de comunión
y de unidad entre cada continente, cultura y raza, “una gran comitiva de peregrinos”
guiados por Cristo, estrella radiante que ilumina la historia. De este modo el Pontífice
ha recordado a través de la imagen metafórica de la fisión nuclear en el corazón más
escondido del ser – imagen que ya utilizó en su mensaje conclusivo de la Jornada Mundial
de la Juventud – que solamente esta íntima explosión del bien que vence al mal puede
dar vida a las transformaciones necesarias para cambiar el mundo”.
El Papa,
por último, ha invitado a rezar “para que los jóvenes de Colonia lleven consigo la
Luz de Cristo, que es verdad y amor y que la difundan por todas partes”, confiando
en que “gracias a la fuerza del Espíritu Santo y a la ayuda maternal de la Virgen
María asistiremos a una primavera de esperanza en Alemania, en Europa y en el mundo
entero”.
Como es habitual, el Santo Padre hizo un resumen de su catequesis
y saludó a los presentes en varios idiomas, estas fueron sus palabras en español:
“Queridos
hermanos y hermanas: La divina Providencia ha querido que el primer viaje apostólico
fuera de Italia fuera en mi País de origen con ocasión de la Jornada Mundial de la
Juventud, instituida con intuición profética por mi inolvidable predecesor Juan Pablo
II. El primer encuentro con los jóvenes a lo largo del Rin, en la “fiesta de acogida”,
y los sucesivos han dejado un recuerdo imborrable. Los Reyes Magos han sido, para
los jóvenes de tantos países y culturas, como los “guías” que los han acompañado hacia
Cristo para adorarlo en el misterio de su presencia en la Eucaristía. En Colonia
los jóvenes se han sentido movidos por el Espíritu Santo para ser testigos entusiastas
y coherentes de Cristo, que en la Eucaristía ha prometido permanecer realmente presente
entre nosotros hasta el fin del mundo. Emotivo ha sido el encuentro con los jóvenes
seminaristas, llamados en un seguimiento radical de Cristo. Han tenido una resonancia
particular el encuentro ecuménico con representantes de Iglesias y Comunidades eclesiales,
así como la visita a la Sinagoga de Colonia y el encuentro con representantes de algunas
Comunidades musulmanas, con una actitud de sincero diálogo y mutua comprensión.
Saludo
ahora a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos parroquiales
de varia diócesis españolas y a los jóvenes de las diócesis: Guayaquil (Ecuador) y
Nueve de Julio (Argentina), así como a los demás fieles de América Latina. Como los
Magos, buscad a Jesús, que es el rostro misericordioso del Padre, que sigue iluminando
la vida de todo hombre.