2005-08-23 14:54:40

Día Internacional para el Recuerdo del Comercio de Esclavos y su Abolición


Martes, 23 ago (RV).- “Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas”, así se exprime el Artículo 4 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, prohibiendo y condenando cualquier tipo de esclavitud. En este sentido, las Naciones Unidas quisieron recordar la importancia de este artículo, por lo que en 1997 proclamó el 23 de agosto como el Día Internacional para el Recuerdo del Comercio de Esclavos y su Abolición, con el fin de mantener la memoria viva de todas aquellas personas que vivieron bajo la explotación de otros seres humanos.
El predecesor de Benedicto XVI, Juan Pablo II se manifestó de forma enérgica contra la esclavitud en más de una ocasión. En particular, el Papa Wojtyla envió en 2002 una Carta al arzobispo Jean-Louis Tauran, Secretario para las Relaciones con los Estados con motivo de la Conferencia Internacional sobre el tema “Esclavitud en el siglo XXI: la dimensión de los Derechos Humanos en la trata de seres humanos”, en la misiva, el Pontífice calificaba la trata de personas como un “ultraje vergonzoso a la dignidad humana y una grave violación de los derechos humanos fundamentales”.

De hecho en el concilio Vaticano II ya se había indicado que "la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes, así como las condiciones ignominiosas de trabajo en las que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucro, no como personas libres y responsables", son "oprobios que, al corromper la civilización humana, deshonran más a quienes los practican que a quienes padecen la injusticia y son totalmente contrarios al honor debido al Creador" (Gaudium et spes, 27).

Hace más de 500 años, en 1444, una expedición portuguesa llegó a este país con un cargamento de 235 esclavos, dando de este modo inicio a la etapa “moderna” de la trata de esclavos de color en la Península Ibérica y más tarde en América. No obstante, la esclavitud no era algo nuevo, sino que ha existido desde los inicios de las civilizaciones, ya que basándose en el color de la piel, el hombre blanco ha explotado a millones de personas durante siglos, siendo partícipe de la tragedia que se produjo el 23 de agosto de 1791, y por la cual la ONU eligió la fecha del Día Internacional de la Abolición de la esclavitud. Ese fatídico día en Santo Domingo (actualmente Haití y la República Dominicana) se produjo una sublevación decisiva en la lucha por la abolición del comercio trasatlántico de esclavos. La esclavitud era el sistema de relación entre África, las Américas y las Antilas, y se cobró la vida de decenas de millones de víctimas. Por racismo se justificó la venta de seres humanos como mercancías y se debilitó la estructura económica, social y cultural del continente africano.

La esclavitud fue declarada "crimen contra la humanidad" en el año 2001 por la Conferencia Mundial contra el Racismo. Pero, actualmente, continúan dándose diferentes formas de esclavitud como, por ejemplo, la trata de personas, el tráfico humano o la esclavitud infantil.
Según las últimas cifras, de cada dos niños pobres, uno trabaja como esclavo a cambio de comida o poco más, o se encuentra en la servidumbre por deudas. Además, los niños son la mano de obra más barata de las industrias de exportación que fabrican los productos de consumo para las grandes tiendas del mundo: pesticidas (Baygon), cosméticos (Christian Dior), ropa, calzado (Nike, Reebock) o juguetes. Por ello, para no olvidar y para abolir para siempre la esclavitud, es preciso que se recuerden las tragedias cometidas por el ser humano y se considere la importancia de velar por los principios de libertad, igualdad y dignidad.








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