Día Internacional para el Recuerdo del Comercio de Esclavos y su Abolición
Martes, 23 ago (RV).- “Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud
y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas”, así se exprime el Artículo
4 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, prohibiendo y condenando cualquier
tipo de esclavitud. En este sentido, las Naciones Unidas quisieron recordar la importancia
de este artículo, por lo que en 1997 proclamó el 23 de agosto como el Día Internacional
para el Recuerdo del Comercio de Esclavos y su Abolición, con el fin de mantener la
memoria viva de todas aquellas personas que vivieron bajo la explotación de otros
seres humanos. El predecesor de Benedicto XVI, Juan Pablo II se manifestó de forma
enérgica contra la esclavitud en más de una ocasión. En particular, el Papa Wojtyla
envió en 2002 una Carta al arzobispo Jean-Louis Tauran, Secretario para las Relaciones
con los Estados con motivo de la Conferencia Internacional sobre el tema “Esclavitud
en el siglo XXI: la dimensión de los Derechos Humanos en la trata de seres humanos”,
en la misiva, el Pontífice calificaba la trata de personas como un “ultraje vergonzoso
a la dignidad humana y una grave violación de los derechos humanos fundamentales”.
De
hecho en el concilio Vaticano II ya se había indicado que "la esclavitud, la prostitución,
la trata de blancas y de jóvenes, así como las condiciones ignominiosas de trabajo
en las que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucro, no como personas
libres y responsables", son "oprobios que, al corromper la civilización humana, deshonran
más a quienes los practican que a quienes padecen la injusticia y son totalmente contrarios
al honor debido al Creador" (Gaudium et spes, 27).
Hace más de 500 años,
en 1444, una expedición portuguesa llegó a este país con un cargamento de 235 esclavos,
dando de este modo inicio a la etapa “moderna” de la trata de esclavos de color en
la Península Ibérica y más tarde en América. No obstante, la esclavitud no era algo
nuevo, sino que ha existido desde los inicios de las civilizaciones, ya que basándose
en el color de la piel, el hombre blanco ha explotado a millones de personas durante
siglos, siendo partícipe de la tragedia que se produjo el 23 de agosto de 1791, y
por la cual la ONU eligió la fecha del Día Internacional de la Abolición de la esclavitud.
Ese fatídico día en Santo Domingo (actualmente Haití y la República Dominicana) se
produjo una sublevación decisiva en la lucha por la abolición del comercio trasatlántico
de esclavos. La esclavitud era el sistema de relación entre África, las Américas y
las Antilas, y se cobró la vida de decenas de millones de víctimas. Por racismo se
justificó la venta de seres humanos como mercancías y se debilitó la estructura económica,
social y cultural del continente africano.
La esclavitud fue declarada "crimen
contra la humanidad" en el año 2001 por la Conferencia Mundial contra el Racismo.
Pero, actualmente, continúan dándose diferentes formas de esclavitud como, por ejemplo,
la trata de personas, el tráfico humano o la esclavitud infantil. Según las últimas
cifras, de cada dos niños pobres, uno trabaja como esclavo a cambio de comida o poco
más, o se encuentra en la servidumbre por deudas. Además, los niños son la mano de
obra más barata de las industrias de exportación que fabrican los productos de consumo
para las grandes tiendas del mundo: pesticidas (Baygon), cosméticos (Christian Dior),
ropa, calzado (Nike, Reebock) o juguetes. Por ello, para no olvidar y para abolir
para siempre la esclavitud, es preciso que se recuerden las tragedias cometidas por
el ser humano y se considere la importancia de velar por los principios de libertad,
igualdad y dignidad.