2005-08-17 17:19:41

En la Audiencia General, el Papa reflexionó sobre el salmo 125: “Dios es nuestra alegría y nuestra esperanza”


Miércoles, 17 ago (RV).- A las 10.30 de esta mañana, tuvo lugar el encuentro del Santo Padre Benedicto XVI con los fieles y peregrinos que se hicieron presentes en el patio interno del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo para asistir a la tradicional Audiencia General de los miércoles.

En su discurso en lengua italiana, continuando con el ciclo de catequesis sobre los Salmos y los Cánticos, el Papa comentó el Salmo 125 “Dios es nuestra alegría y nuestra esperanza”, que se reza en las Vísperas del Miércoles de la tercera semana.

“Escuchando las palabras del salmo se tiene la impresión - ha manifestado el Pontífice- de ver pasar por delante de los ojos el acontecimiento cantado en la segunda parte del libro de Isaías: el ‘nuevo éxodo’. Es la vuelta de Israel del exilio de Babilonia a la Tierra de los Padres tras el Edicto del Rey persa Ciro en el año 538 a.C.”.

Este salmo, ha dicho Benedicto XVI, adquiría particular significado cuando se cantaba en los días en que Israel se sentía amenazado y con miedo. El salmo comprende efectivamente una oración para el retorno de los prisioneros de aquel momento. Se convierte de esta manera en una oración del Pueblo de Dios en su itinerario histórico plagado de peligros y de pruebas, pero siempre confiado en Dios Salvador y Libertador, sostén de los débiles y de los oprimidos.

El salmo nos introduce en una atmósfera exultante: se sonríe, se hace fiesta por la libertad obtenida, y la boca se llena con cantos de alegría. La reacción ante la libertad obtenida es doble; por una parte las naciones paganas reconocen la grandeza de Dios de Israel, y por otra es el Pueblo de Dios que profesa su fe en el Señor que salva. Después el pensamiento se dirige al pasado revivido con miedo y amargura.

En este punto, Benedicto XVI ha fijado la atención en la imagen agrícola usada por el salmista: “los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares”. En este versículo del salmo queda condensada la gran lección sobre el misterio de fecundidad y de vida que contiene el sufrimiento. Precisamente como había dicho Jesús en el umbral de su pasión y muerte: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere da fruto abundante”.

El horizonte del salmo se abre de esta manera a la siega gozosa símbolo de la alegría generada por la libertad, por la paz y por la prosperidad, que son fruto de la bendición divina. Esta oración es entonces un canto de esperanza a la que se recurre cuando se está inmerso en el tiempo de la prueba, del miedo, de la amenaza exterior y de la opresión interior.

Pero este salmo puede convertirse también en un llamamiento más general a vivir los propios días y a cumplir las propias acciones en un clima de fidelidad. La perseverancia del bien queda concluida y contrastada. Al final se alcanza siempre una meta de luz, de fecundidad y de paz. Benedicto XVI ha finalizado su reflexión sobre el salmo 125 afirmando con San Beda el Venerable: “quien siembra con la lágrimas, recogerá en el gozo”.

Antes de finalizar el encuentro con los fieles, Benedicto XVI ha saludado como siempre en varias lenguas. Estas han sido sus palabras en español: RealAudioMP3

Saludo con afecto a los peregrinos de España y Latinoamérica, particularmente a los fieles de la parroquia de Nuestra Señora del Socorro, de Aspe, y a los miembros de la Delegación del Sevilla Fútbol Club. Que el Señor sea siempre vuestra alegría y esperanza. ¡Gracias por vuestra presencia!








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