2005-08-13 13:16:02

El Vicario del Papa para el Estado de la Ciudad del Vaticano explica el sentido y la historia de la solemnidad de la Asunción de María


Sábado, 13 ago (RV).- La solemnidad de la Asunción, que celebraremos este lunes 15 de agosto, es una de las fiestas con más arraigo y devoción popular. Recordamos en esta solemnidad, la Asunción de María Santísima al cielo en cuerpo y alma, como siempre la tradición de la Iglesia ha creído y como después, Pío XII - el 1 de noviembre de 1950 - definió de manera solemne. Hemos pedido al arzobispo Angelo Comastri, Vicario del Papa para el Estado de la Ciudad del Vaticano, que nos explique el sentido y la historia de esta verdad de fe.
Mons. Comastri: RealAudioMP3 Deseo ante todo subrayar el sentido de esta festividad, y luego llegar a la historia. El sentido: Charles Peguy, al inicio del siglo XX, observó un malestar típico en el hombre contemporáneo y lo expresó así:”El hombre moderno sufre de amnesia de eternidad. Ha olvidado que hay un mas allá, ha olvidado que hay otra vida que en realidad es la verdadera vida”. Esto es una gran verdad. Hoy en la selva de los ruidos y de los estímulos al consumismo, el hombre corre el peligro de ir de una fuente a otra sin apagar la sed, es decir, sin alcanzar la esperanza que ilumina la vida. La fiesta de hoy es una invitación a mirar al más allá y a mirar hacia lo alto para recordar al hombre que la vida no acaba aquí abajo; la vida no termina con el presente: La vida tiene “un más” y tiene un “más allá” que son el cumplimiento y el sentido de todo. La vida es un viaje y es una peregrinación. Esto es inexorable. Tenemos dentro de nosotros un reloj, el corazón que marca los segundos y nos recuerda: “Estás en camino; estás caminado; no te pares; mira a lo lejos: los que viajan deben pensar siempre en la meta”. La fiesta de hoy es un reclamo. Un reclamo para decir al hombre que camina: “Mira está atento no te dejes engañar por lo que encuentres en el camino: lo mas hermoso aun tiene que llegar. Lo mejor todavía tiene que manifestarse. Y es sólo en la perspectiva de este futuro que se ilumina el presente. Y así todas las vicisitudes del presente encuentran un sentido y una justificación.

RV: ¿Esta verdad de fe cómo ha evolucionado a lo largo de los siglos?
Mons. Comastri: RealAudioMP3 La Verdad sobre la Asunción de María al Cielo en alma y cuerpo ha sido custodiada siempre de manera explícita e implícita en la memoria de la Iglesia. Ya sea en la Iglesia de Occidente, ya sea en la Iglesia de Oriente. La Iglesia de Oriente siempre ha tenido una gran devoción por la Dormitio Mariae, por la Dormicion de María, y en Oriente tenemos toda una iconografía muy interesante que representa a María en el momento de morir rodeada por los apóstoles, como el día de Pentecostés, mientras Jesús recoge el alma de María, podríamos decir, como una niña, y la presenta delante de Dios. Esta niña que Jesús recoge en sus brazos no es otra que María que entra como primicia en el Reino de los redimidos por la Sangre de Cristo. En la tradición de Occidente, la fiesta de la Asunción de María al Cielo, podemos decir que tiene raíces inmemorables, y en 1950 el Santo Padre Pío XII, como intérprete autorizado de la traditio fidei justamente dijo: “Todo esto se remonta a los Apóstoles” y se remonta a los Apóstoles porque se refiere a un hecho que realmente pasó es decir, María fue elevada verdaderamente al Cielo en alma y cuerpo.

RV: Sin embargo en su definición dogmática Pío XII no se pronunció respecto a si María había muerto realmente. De hecho, la definición dice: “Al final de su vida terrena, la Beata Virgen fue asunta en alma y cuerpo al Cielo”. Las opiniones son contrastantes ¿Qué nos puede decir al respecto, excelencia?.
Mons. Comastri: RealAudioMP3 El Santo Padre no quiso entrar en aquel problema. Lo dejó para que lo estudiaran los teólogos. Pero, yo creo que como murió Jesús murió también Su Madre, ella también probó la muerte. Pero María no probó la corrupción que hay después de la muerte: su cuerpo se transfiguró y entró en la plenitud de la Resurrección, en la plenitud de la vida nueva que Cristo ha ganado para todos nosotros, como una primicia y una anticipación, que nos recuerda como será nuestro futuro. Y me parece bonito entrar en una profundización teológica, preguntándonos: “ Y por qué Jesús quiso que María fuera la primera que participara de la gloria futura que espera a todos los redimidos?” Yo creo que la razón es muy simple: María esta íntimamente cercana a Jesús; Maria es aquella que ha dado a Cristo la carne y el cuerpo para redimirnos. La vida de María está toda ella en comunión con el hijo. Es impensable la gloria del Hijo sin una participación de la Madre. Podemos decir que la Asunción de María al Cielo en alma y cuerpo no es otra cosa que el agradecimiento que el Hijo ha dado a la Madre por haberle dado un cuerpo que lo ha convertido en Redentor, y lo ha hecho partícipe de nuestra historia para salvarla desde dentro a través del amor que Jesús ha puesto dentro de la historia humana, el amor que la redime.








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