Conclusiones del VIII Encuentro Internacional sobre Inmigración
Lunes, 1 ago (RV).- El VIII Encuentro Internacional sobre Inmigración puso ayer su
punto y final tras seis días de duro trabajo en los que se analizó el papel de los
menores inmigrantes como “protagonistas del hoy y del mañana” siguiendo precisamente
el tema de este encuentro: “¿Hijos de extranjeros o hijos de nadie?”. Según las conclusiones
publicadas tras los encuentros, “en una sociedad cada vez más multicultural, es necesario
superar la visión arcaica de una escuela nacional o mono-cultural”, ya que según el
informe, “la escuela es la que tiene que formar a los ciudadanos del futuro, alcanzando
una dimensión multicultural”.
Dicha dimensión, “no es sólo la simple suma de
informaciones diferentes – explica el documento – sino que es la toma de conciencia
de que la presencia de varias realidades culturales y religiosas transforman de forma
sustancial la propia cultura, enriqueciéndola”. De ahí que durante este encuentro
internacional sobre la inmigración se haya analizado la realidad por la que pasa Europa.
En este sentido, subrayando la mezcla cultural en todo el continente, se afirma que
a veces se crea en los jóvenes pertenecientes a la segunda generación de inmigrantes,
conflictos internos por marginación social e incluso dentro de la propia familia,
al contrastar su cultura personal con la del país que les acoge.
“Es necesario
señalar que los jóvenes pertenecientes a la segunda generación de inmigrantes dejan
de entrar en esta categoría ya que han nacido y han crecido en el país de acogida
de sus padres – señala el documento conclusivo de estas jornadas – de ahí la necesidad
de buscar nuevos caminos que permitan la participación de los jóvenes en la vida de
la sociedad en la que están creciendo, facilitando los procesos de naturalización”
que les permite integrarse de forma plena.
Este octavo encuentro ha sido organizado
por la Agencia Scalabriniana para la Cooperación y el Desarrollo, que este año además
celebra el centenario de su fundación, y cuyo presidente, el padre Beniamino Rossi,
ha calificado el encuentro como un éxito, recordando “la necesidad de reflexionar
sobre la realidad de la inmigración en nuestros días”, ya que la no integración o
la discriminación pueden ser “una bomba de relojería que tiene que ser desactivada
a través de los mecanismos de integración positiva y no de orden público que lo único
que hace es aumentar la inseguridad”.