Benedicto XVI exhorta a los líderes de las naciones ricas a respetar el compromiso
de reducir la pobreza mundial, en especial en África, en el plazo establecido del
año 2015
Sábado, 2 jul (RV).- «Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso
de todos los hombres y pueblos». Benedicto XVI recuerda la urgencia de que los países
ricos respeten el compromiso de reducir la pobreza mundial, en especial en África,
en el plazo establecido del año 2015.
Al recibir con agrado la noticia del encuentro ‘Make Poverty History’ - que alienta
a actuar para que la pobreza quede como un recuerdo de la historia pasada – Benedicto
XVI exhorta «a los pueblos de los países ricos a aceptar el peso de la reducción de
la deuda - tan gravosa para los países pobres - urgiendo a los líderes de las naciones
ricas a respetar el compromiso de reducir la pobreza mundial, en especial en África,
en el plazo establecido del año 2015».
En un telegrama, enviado en su nombre por el cardenal secretario de Estado, Angelo
Sodano, al cardenal O’ Brien, arzobispo de San Andrés y Edimburgo, el Papa saluda
cordialmente a todos los reunidos en esta ciudad escocesa en preparación de la cumbre
del G8. Y se une a la preocupación de los participantes por «el bienestar de millones
de hermanos y hermanas nuestros afligidos por la pobreza extrema».
Tras recordar el magisterio del Concilio Vaticano II, que advierte que «Dios ha destinado
la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos». Y que
«en consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa, bajo
la égida de la justicia» (Gaudium et Spes, 69), el Santo Padre «reza por todos los
participantes» en el encuentro de Edimburgo y «por los líderes del mundo que se reunirán
pronto en Gleneagles, para que puedan hacer todo lo que les corresponde en asegurar
una distribución más justa de los bienes de la tierra».
El telegrama - que ha sido leído en el encuentro de Edimburgo por el cardenal O’ Brian,
que es asimismo el primado católico de Escocia - finaliza asegurando el ardiente anhelo
de Benedicto XVI de que «el flagelo de la pobreza global pueda ser considerado un
día como parte de la historia». Y la bendición apostólica del Santo Padre.