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Viernes, 24 jun (RV).-“Quizá más que en otras épocas de la historia, nuestro tiempo
tiene necesidad de ‘aquel 'genio’ de la mujer que asegure en toda circunstancia la
sensibilidad por el hombre'”. Estas palabras pronunciadas por el Papa Juan Pablo II
en su memorable viaje apostólico a Croacia enmarcan perfectamente el tema de hoy:
la mujer en nuestras sociedades, cumpliendo un papel cada vez más relevante.
En diversos programas hemos señalado cómo ha cambiado el papel de la mujer en nuestras
sociedades, gracias a una serie de elementos como su participación política, el ingreso
en el mundo laboral, así como su desempeño en la vida publica de los pueblos y naciones.
A lo largo de los años la mujer ha estado siempre determinada por las labores del
hogar, unida a las actividades de crianza de los hijos y sostenimiento organizativo
y afectivo de la familia.
Si bien la mujer continúa cumpliendo estos roles al interior de la familia, ella ahora
combina estas actividades con otras ligadas a su profesión, a su trabajo, a sus actividades
de liderazgo en determinados grupos y comunidades, en las que las mujeres están ofreciendo
su capacidad de gestión, de comprensión, solidaridad, amor y entrega al servicio de
los demás.
Por eso recordamos las palabras que Juan Pablo II pronunció durante su viaje apostólico
a Croacia. En aquella ocasión Juan Pablo II señaló que “el desarrollo frenético de
la vida moderna puede llevar al ofuscamiento o incluso a la pérdida de lo que es humano”.
“Quizá más que en otras épocas de la historia, nuestro tiempo tiene necesidad de ‘aquel
'genio’ de la mujer que asegure en toda circunstancia la sensibilidad por el hombre'”.
En aquel mensaje el Papa Juan Pablo II exhorto a las mujeres a seguir mirando a todas
las personas con los ojos del corazón, vayan a su encuentro y estén cerca de ellas
con la sensibilidad propia del instinto materno! Vuestra presencia es indispensable
en lafamilia
, en la sociedad, en la comunidad eclesial”.
La
sensibilidad de las mujeres es un elemento fundamental en nuestras sociedades modernas.
Por ejemplo en la atención a las personas, en asegurar la importancia de pequeños
detalles que a todos sin distinción nos hacen la vida mucho más amable. Por ejemplo
en el campo de la salud, cuan importante y esencial es la sensibilidad femenina.
Esta comprobado que muchos pacientes se recuperan de manera sorprendente cuando pueden
contar con la presencia de un familiar: la esposa, la madre, un hijo; o de una enfermera
cuyo compromiso y entrega habían hecho la diferencia. La ocurrencia de situaciones
de este tipo hacía muy difícil creer en simples coincidencias. Sus acciones no poseían
nada especial o extraño; un trato delicado, muchos detalles de cariño, atención a
sus necesidades sin esperar que las expresasen (adivinando casi), una dedicación heroica
con mucho sentido del humor y optimismo.
La sensibilidad femenina posee en su esencia y características primordiales elementos
diversos a los presentados por la sensibilidad masculina. Elementos que le otorgan
a la mujer capacidades y cualidades especialmente útiles en este tipo de casos. Tal
vez se relacione a ese «sexto sentido» femenino, tan comentado y tan misterioso.
Obviamente debemos distinguir entre sensibilidad y sensiblería. No es la capacidad
de llorar abundantemente o de pasar de la furia a la euforia sin motivos la causa
de esta especial capacidad de ayudar a otros. Estamos hablando de una sensibilidad
dirigida y educada en la apertura al otro, capaz de ser ecuánime y exigente sin perder
la dulzura y calidez.
Sensibilidad que lleva a ponerse en el lugar del otro; a sobreponerse a los propios
estados de ánimo para atender al que la necesita; a dirigir la enorme capacidad de
donación y entrega a quienes están más desvalidos. En definitiva es encauzar, utilizar
y aprovechar la enorme riqueza y potencial contenidos en nuestra naturaleza femenina.
Riqueza que de otro modo desaparecerá o se perderá.
Textos: Alma García Gómez
Locución: Alina Tufani Díaz