2005-06-22 17:42:27

Audiencia General: El Papa convocará el II Sínodo especial para África “para la promoción de la reconciliación y de la paz”


Miércoles, 22 jun (RV).- “El Señor está siempre de la parte de las víctimas, de los perseguidos, de los más débiles”. Lo ha recordado Benedicto XVI reflexionando sobre el Libro de los Salmos en la catequesis de la Audiencia General de hoy. El Papa ha confirmado además el compromiso de su venerado predecesor Juan Pablo II de convocar un segundo sínodo especial para África que sirva “para la promoción de la reconciliación y de la paz”.

Benedicto XVI ha sido acogido esta mañana por cerca de 40 mil fieles y peregrinos en la plaza de San Pedro, que ha atravesado en un jeep blanco, bendiciendo y saludando con la mano a centenares de personas al comienzo y al final de la Audiencia General. "Hoy - ha comentado el Pontífice una vez ha llegado debajo del baldaquín, frente a la fachada de la basílica- no sentimos sólo el calor del sol, sino sobre todo el calor de los corazones".

El Santo Padre ha anunciado en el curso de la Audiencia, la convocación de la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, confirmando así cuanto había decidido su venerado predecesor, Juan Pablo II, el 13 de noviembre del año pasado: “Espero con gran confianza que esta Asamblea dé un ulterior impulso a la evangelización en el continente africano, a la consolidación y al crecimiento de la Iglesia y a la promoción de la reconciliación y de la paz”.

En la catequesis de hoy, el Santo Padre ha proseguido su reflexión sobre los salmos. Hoy ha hablado concretamente del salmo 123: “Nuestro auxilio es el Nombre del Señor”, un canto de acción de gracias recitado por toda la comunidad orante que eleva a Dios alabanzas por el don de la liberación. “Si el Señor no hubiera estado de parte de las víctimas, éstas con sus limitadas fuerzas, hubieran sido impotentes para liberarse de los adversarios, parecidos a monstruos, que las hubieran destrozado y demolido".

El Santo Padre ha señalado que aunque se ha pensado en algún evento histórico particular, como el fin del exilio en Babilonia, es más probable que el salmo quiera ser un himno, entendido como acción de gracias al Señor, por haberles salvado de los peligros y liberándoles del mal. Después de la alusión inicial a ciertos “hombres” que asaltaban a los fieles y eran capaces “de tragárselos vivos”, en la primera parte del salmo dominan las aguas desbordadas, símbolo en la Biblia del caos devastador, del mal y de la muerte.

Luego el orante, ha manifestado Benedicto XVI, tiene la sensación de encontrarse sobre una playa, en tierra firme, salvado de la furia impetuosa del mar. La vida del hombre está rodeada de emboscadas perpetradas por los malvados que no sólo atentan contra su existencia, sino que quieren destruir todos los valores humanos. El Señor se levanta en tutela del justo y lo salva.

En la segunda parte de nuestro canto de alabanza, ha recordado el Pontífice, se pasa de la imagen marina a escenas de caza, típicas en muchos Salmos de la “súplica”. La oración se convierte en una suerte de remanso de paz que surge de lo más profundo del alma: “incluso cuando se pierden todas las esperanzas humanas, puede aparecer la potencia liberadora divina”.

El Salmo concluye con una profesión de fe, presente secularmente en la liturgia cristiana, como premisa ideal de todas nuestras oraciones: “Nuestro auxilio es el Nombre del Señor; Él ha hecho el cielo y la tierra”. El Omnipotente se pone del lado de las víctimas y de los perseguidos “que le gritan día y noche y a los que hará justicia muy pronto”. Benedicto XVI ha finalizado su catequesis aludiendo a la interpretación que hace del Salmo el Obispo de Hipona, san Agustín.

Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la plaza de san Pedro:RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:

El Salmo que hemos escuchado es un canto de acción de gracias, que la comunidad orante eleva a Dios porque nos libera y nos salva. Si el Señor no hubiera estado de parte de las víctimas, éstas serían impotentes por sí solas para liberarse de los adversarios que, como monstruos, las habrían abatido. Con otra imagen, el orante se siente en tierra firme, salvado milagrosamente de la furia de un mar impetuoso.

La vida del hombre está rodeada por las asechanzas de los malvados, que no sólo atentan contra su existencia sino que intentan destruir también todos los valores humanos. Sin embargo, el Señor interviene para defender y salvar al justo.

La bendición expresada por el Salmo hace ver que el destino de los fieles, que era la muerte, se ha cambiado radicalmente en un destino de salvación: cuando caen todas las esperanzas humanas, aparece la fuerza de la liberación divina y comprendemos que nuestro auxilio es el nombre del Señor, que se pone de parte de los perseguidos.

Saludo ahora a los peregrinos de lengua española, en particular a los sacerdotes de Cuenca, a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados y otros grupos de España. También a los peregrinos de México y al grupo militar de Venezuela, así como a los demás fieles de América Latina. Confiemos plenamente en Dios que nos defiende en los peligros, si le pedimos su ayuda en nuestras dificultades.

Antes de finalizar la audiencia, Benedicto XVI se ha dirigido de manera especial a los muchos militares italianos de distintas armas presentes, deseándoles a todos ellos que sigan siempre a Cristo y a su Evangelio. Y finalmente, el Papa ha saludado, como hace habitualmente, a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, deseando también a todos ellos “que encuentren en la amistad con Jesús la fuerza y el entusiasmo necesarios para ser sus testigos en todas partes”.







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