Profundo pesar del Papa por la muerte del cardenal Jaime Sin, “infatigable impulsor
del Evangelio, la dignidad, el bien común y la unidad nacional del pueblo filipino”
Martes, 21 jun (RV).- Profundo pesar de Benedicto XVI ante el fallecimiento del cardenal
Jaime Sin, arzobispo emérito de Manila, que murió hoy a los 76 años tras una larga
enfermedad. La presidenta de Filipinas afirma que "este día de tristeza quedará marcado
en la Historia”.
Expresando sus condolencias - en un telegrama enviado a Mons. Gaudencio Rosales,
sucesor del cardenal Sin en la archidiócesis de Manila - el Papa recuerda «con gratitud
el inquebrantable compromiso» del purpurado fallecido en el desarrollo de su ministerio
episcopal, en su «testimonio evangélico, así como en la promoción de la dignidad,
bien común y unidad nacional de todo el pueblo de Filipinas».
Benedicto XVI se une en la oración a todos los fieles que lloran por la muerte del
cardenal Jaime Sin, rogando a Dios para que, como Padre, le acoja en la misericordia
celestial, reconociendo su gran apostolado
El cardenal Jaime Sin, arzobispo emérito de Manila y líder espiritual para muchos
filipinos, murió hoy a los 76 años durante los que desarrolló una intensa actividad
religiosa, social y política. La noticia del fallecimiento ha sido anunciada por la
radio de la Iglesia Católica que en señal de luto ha transmitido durante toda la jornada
música sacra. El cardenal Sin murió a causa de un fallo renal después de estar tres
días ingresado en un hospital de Manila. A finales de 2003, con 75 años, se había
retirado del arzobispado de Manila después de casi tres décadas de servicio pastoral,
debido a problemas de salud.
El cardenal Sin, que no participó por motivos de salud en el último cónclave que eligió
a Benedicto XVI, tuvo un papel de primer plano en la crisis que estuvo detrás de las
dos revueltas populares que desmontaron del poder a sendos presidentes, Ferdinand
Marcos en 1986, y Joseph Estrada en 2001. La presidenta Gloria Macapagal Arroyo calificó
hoy al cardenal fallecido "gran libertador del pueblo filipino y campeón de Dios"
y afirmó que "este día de tristeza quedará marcado en la Historia".
El cardenal Sin fue una figura seguida por muchos feligreses, que le consideraban
un líder de cambio y evolución política, en el único país de mayoría católica en el
continente asiático. El prelado fue siempre muy respetado por su profundo amor por
los pobres y los oprimidos. “La política sin Cristo es el peor flagelo para nuestra
nación” dijo el purpurado en la ceremonia, en 2003, que significó su retirada de la
archidiócesis de Manila.