Escuchar el programa
Viernes, 17 jun (RV).-Hoy hablaremos sobre el matrimonio y su importancia en la vida
del hombre y la mujer en tanto parte sustancial de su misma naturaleza humana, tal
como lo señaló el Papa Benedicto XVI al inaugurar el Congreso Eclesial de la Diócesis
de Roma sobre «Familia y comunidad cristiana: formación de la persona y transmisión
de la fe», el pasado 7 de junio y con el que busca establecer orientaciones pastorales
para el futuro.
El matrimonio y la familia no son algo inventado, sino que forman parte de la naturaleza
misma del hombre y de la mujer, consideró el Papa Benedicto XVI, y puntualizó que
por este motivo, las uniones libres o el «pseudo-matrimonio» entre personas del mismo
sexo, son manifestación de una libertad anárquica, «que se presenta erróneamente como
auténtica liberación del hombre», aclaró el Pontífice.
La Biblia, explicó, presenta al hombre como «creado a imagen de Dios, y Dios mismo
es amor». «Por este motivo –aclaró-, la vocación al amor es lo que hace del hombre
auténtica imagen de Dios: se hace semejante a Dios en la medida en que se convierte
en alguien que ama».
La expresión del amor a través de la sexualidad, aclaró, se explica con «el lazo indisoluble
entre espíritu y cuerpo: el hombre es, de hecho, alma que se expresa en el cuerpo
y cuerpo que es vivificado por un espíritu inmortal».
«También el cuerpo del hombre y de la mujer tiene, por tanto, por así decir, un carácter
teológico, no es simplemente cuerpo, y lo que es biológico en el hombre no es sólo
biológico, sino expresión y cumplimiento de nuestra humanidad», indicó. «La sexualidad
humana no está al lado de nuestro ser persona, sino que le pertenece –subrayó el Santo
Padre--. Sólo cuando la sexualidad se integra en la persona logra darse un sentido
a sí misma».
El «sí» que pronuncian los cónyuges en el matrimonio, indicó el sucesor de Pedro,
«significa "siempre", Y constituye el espacio de la fidelidad». Sólo en esta fidelidad,
puede HACER crecer esa fe que da un futuro y permite que los hijos, fruto del amor,
crean en el hombre y en su futuro en tiempo difíciles».
La expresión más elevada de la libertad no es «la búsqueda del placer, sin llegar
nunca a una auténtica decisión». «Aparentemente esta apertura permanente parece ser
la realización de la libertad, pero no es verdad: la verdadera expresión de la libertad
es por el contrario la capacidad de decidirse por un don definitivo, en el que la
libertad, entregándose, vuelve a encontrarse plenamente a sí misma», explicó Benedicto
XVI.
«Ninguno de nosotros se pertenece exclusivamente a sí mismo: por tanto, cada uno está
llamado a asumir en lo más íntimo de sí, su propia responsabilidad pública» De ahí
que el Santo Padre señalara que el matrimonio, como institución, no es por tanto una
injerencia indebida de la sociedad o de la autoridad, o una imposición desde el exterior
en la realidad más privada de la vida; es por el contrario una exigencia intrínseca
del pacto de amor conyugal y de la profundidad de la persona humana», indicó.
Las diferentes formas actuales de disolución del matrimonio, entre las que Benedicto
XVI citó «las uniones libres y el "matrimonio a prueba"», o «el pseudo-matrimonio
entre personas del mismo sexo», son más bien, expresiones «de una libertad anárquica
que se presenta erróneamente como auténtica liberación del hombre».
Esta pseudo-libertad se basa «en una banalización del cuerpo, que inevitablemente
incluye la banalización del hombre». «El libertinaje, que se presenta como descubrimiento
del cuerpo y de su valor, es en realidad un dualismo que hace despreciable el cuerpo,
dejándolo por así decir fuera del auténtico ser y dignidad de la persona», concluyó
el Papa.