2005-06-08 14:00:29

Audiencia general: Benedicto XVI anima a los fieles a ver el lado positivo de la vida


Miércoles, 8 jun (RV).- En la audiencia general celebrada esta mañana Benedicto XVI ha animado a los fieles a mirar los aspectos positivos de la vida. “Sólo un corazón grato –ha dicho- puede celebrar dignamente la liturgia de la gratitud, que es la Eucaristía". Asimismo el Papa ha señalado en su catequesis, que el “temor de Dios” es “principio de sabiduría”, porque “de Él se aprende el origen, la verdad y el destino último de la humanidad”. Principio de sabiduría dice el salmo 110 es “abstenerse de todo lo que es odioso a Dios”.

Este miércoles, Benedicto XVI ha presidido la habitual audiencia general en la plaza de san Pedro para más de 20 mil fieles procedentes de todo el mundo. En su catequesis, el obispo de Roma, ha reflexionado sobre el salmo 110, “Elogio de las obras divinas”. En este himno de alabanza y de acción de gracias se encuentran muchos términos que definen a Dios con sus características y en su obra de salvación: nos habla de “piedad”, de “ternura”, de “justicia”, de “potencia”, de “verdad”, de “rectitud”, de “fidelidad”, de “alianza”, de “obras”, de “prodigios”, incluso de los “alimentos” que Él da, y al final nos habla de su “nombre” glorioso, es decir, de su persona. La oración, por lo tanto, ha afirmado Benedicto XVI, es contemplación del misterio de Dios y de las maravillas que realiza en la historia de la salvación.

Seguidamente, el Santo Padre, tras recordar que el salmo se abre con el verbo de acción de gracias, tanto del orante como de la asamblea litúrgica, ha manifestado que el objeto de esta oración, que comprende además el rito de gratitud, se expresa con la palabra “obras”. Indican las intervenciones salvíficas del Señor, manifestaciones de su “justicia”, términos que en el lenguaje bíblico indica en primer lugar el amor que genera la salvación. Por lo tanto, el corazón del Salmo se transforma en un himno de alianza.

Esta unión de amor comprende el don fundamental del alimento y por lo tanto de la vida, que en la relectura cristiana, se identificará con la Eucaristía, como dice san Jerónimo. Después está el don de la tierra, “la heredad de las gentes”, que alude a la gran hazaña del Éxodo, cuando el Señor se revela como Dios de la liberación. La síntesis central de este canto es, ha afirmado el Papa, la de buscar en el tema del pacto especial entre el Señor y su pueblo, como declara de manera lapidaria el noveno verso, que dice: “ha fijado para siempre su alianza”.

El Salmo 110 queda sellado al final de la contemplación del rostro divino, en la persona del Señor, que expresa a través de su “nombre” santo y trascendente. Después de aludir a un dicho sapiencial, el salmista, ha dicho Benedicto XVI, invita a todos los fieles a cultivar el “temor del Señor”, comienzo de la verdadera sabiduría. El Santo Padre ha finalizado la catequesis recordando al escritor cristiano Barsanufio de Gaza y a Juan Casiano. Así al temor servil sustituye un temor perfecto, don del Espíritu Santo.

Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho Su Santidad Benedicto XVI en español, para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la Audiencia: RealAudioMP3

Queridos Hermanos y Hermanas:
Hemos escuchado un salmo en que se ensalzan diversas características de Dios: piedad, ternura, justicia, verdad, rectitud, potencia o fidelidad. Son aspectos que lo definen tanto en sí mismo como en sus obras y prodigios en favor de los hombres, y por eso es siempre digno de alabanza e inmensa gratitud, porque Él es fiel a su alianza.

Se dice también que el “temor de Dios”, que significa tenerle un respeto serio y sincero, es “principio de sabiduría”, porque de Él se aprende el origen, la verdad y el destino último de la humanidad. Para llegar a dicha sabiduría, el mismo Dios “da alimento a sus fieles”, una expresión que, en una lectura cristiana, alude a la Eucaristía, fuente de vida y de luz.

Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los miembros de la Institución Teresiana: sed siempre “la obra buena” en la Iglesia y para el mundo. También a los demás peregrinos de España, Panamá, Puerto Rico, República Dominicana, El Salvador, Perú, Venezuela y México. Invito a todos a gustar de la ternura infinita de Dios, para no sentirse nunca solos o desamparados.
Muchas gracias por vuestra atención.

Como siempre al final de la audiencia, el Santo Padre ha tenido un pensamiento y unas palabras especiales para los jóvenes, enfermos y recién casados. Queridos jóvenes, la riqueza del Corazón de Cristo y la ternura del Corazón de María os apoyen siempre. Ayuden a vosotros, queridos enfermos, a confiaros con generoso abandono en las manos de la Providencia divina; y os animen a vosotros, queridos recién casados, a vivir vuestra unión familiar con paciente comprensión y recíproca entrega.







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