2005-05-23 12:47:00

Reflexiones en familia


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Viernes, 20 may (RV).- Hoy haremos referencia a un tema muy común en nuestras familias, en particular las que apenas se están constituyendo. Cuando las parejas comienzan a tener sus hijos la pregunta fundamental que se hacen a sí mismos es cómo ser mejores padres. En diversas ocasiones hemos dicho que para este maravilloso oficio no existe una fórmula o un manual ideal para ello, puesto que es la conjugación de factores guiados por el amor y la responsabilidad hacia los hijos.

El compromiso de los padres en la educación y crianza de sus hijos exige mucho tiempo y esfuerzo. Velar por las necesidades de los niños es un trabajo silencioso, con recompensas a largo plazo. Y cada persona debe estar dispuesta a correr con los riesgos y sacrificios que la tarea demanda.

Ante la perspectiva de la paternidad y maternidad, muchas parejas se preguntan si podrán llegar a ser buenos padres. Su propia historia como hijos que fueron -y que siguen siendo- gravita sobre ellos. Seguramente, querrán repetir los aciertos y evitar los errores. Miles de preguntas comenzarán a desfilar por su mente cuando se enfrenten al pequeño bebé que hace parte de sus vidas y que depende absolutamente de ellos.

Pero el compromiso de los padres siempre va más allá de las tareas de supervivencia para los hijos, ser padres implica un compromiso que dura toda la vida; y, más allá de los cambios normales de la vida (no es lo mismo un niño de cuatro años que un adulto de treinta y dos), la tarea de los padres de familia parece no tener fin.

No se puede separar el compromiso del estar involucrado en la vida del hijo. La participación es la base de la función de los padres, y su primer instinto debe ser renovar un compromiso de dedicar más medios y tiempo a fortalecer el vínculo con los hijos. Participación y compromiso, algo más que meras palabras, mucho más en la sociedad moderna, donde al parecer el trabajo y las múltiples ocupaciones ocupan todo el tiempo.

Hacerse un tiempo para estar con los hijos nunca resulta fácil. Mantener un horario de trabajo requiere muchas horas, y aun cuando se llega a la casa hay más proyectos que completar y decisiones que tomar. Los menores también tienen cosas que hacer, ya sean actividades deportivas, reuniones estudiantiles, trabajos temporarios o salir con sus amigos al centro comercial. Pero hasta las agendas más discordantes pueden tener sus puntos en común.

Cuando parece que no existe tiempo para una interacción saludable y cotidiana, la pareja que forman el padre y la madre debe sentarse a discutir cómo lograr un momento en el cual toda la familia pueda reunirse. No es fácil, lo más probable es que sean los padres los que deban relegar actividades o realizar cambios bruscos en sus rutinas.

Ser padre significa aceptar que hace falta dedicar tiempo y esfuerzo. Si no se lo puede aceptar, no hay forma de disfrutar la paternidad. Puede parecer que nadie se fija en las cosas que se han hecho o a las que se ha renunciado por los hijos. Sin embargo, la paternidad comprometida tiene su propia recompensa.

Sin lugar a dudas uno de los aspectos fundamentales en la relación padres-hijos es la comunicación. La participación llevada al nivel más intenso significa una saludable comunicación. Hable con sus hijos, verbalice sus esperanzas y sueños, afirmándolos regularmente, pidiendo perdón cuando sea necesario, es importante también que usted –como padre o madre- trate de estar disponible a conversar, disponible al diálogo independientemente de lo "delicado" que sea el tema, o cuánto discrepe al respecto.

Hablar y escuchar a sus hijos le permite averiguar cuáles son sus intereses, en qué creen y qué es lo verdaderamente importante de sus vidas. Resulta importante que comunique su compromiso con ellos. Un hogar, aparte de comodidades materiales, debe transmitir una idea de seguridad, de afecto y de protección contra el mundo exterior.
Piense en todas las actividades que su hijo disfruta y trate de comprometerse en alguno de estos rubros. Asegúrese de que su hijo se sienta cómodo con su presencia, pídale permiso si tiene alguna duda al respecto.

Textos: Alma García Locución: Alina Tufani Díaz







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