Benedicto XVI rezó para que el Señor eligiese a alguien más fuerte que él
Lunes 25, abr (RV).- Después de la ceremonia de ayer de inicio de Pontificado y del
encuentro esta mañana con las delegaciones religiosas que estuvieron presentes en
la misa, Benedicto XVI ha tenido un momento de mayor intimidad y recogimiento esta
mañana recibiendo en el Aula Pablo VI a los peregrinos de lengua alemana. Unas siete
mil personas muchas de las cuales provenientes de Baviera, región natal del Pontífice,
que también estuvieron en la ceremonia del domingo.
En una atmósfera de fiesta, el Santo Padre entrando en el aula ha recibido un caluroso
aplauso, en un clima también de gran fraternidad y ha estrechado docenas de manos
al atravesar el largo pasillo central. El Papa ha recordado sus 23 años en Roma que,
sin embargo, no le han impedido tener siempre una estrecha relación con su tierra.
“El Evangelio llegó de Roma a Baviera -ha dicho el Papa- ...y en el siglo XVIII de
la barroca Baviera llegó también un don a la Iglesia a través del santo capuchino
bávaro Conrado así como del padre Rupert Mayer, el jesuita que desafió a Hitler.
Benedicto XVI explicando alguna confidencia sobre su elección (pero sin desvelar el
secreto del Cónclave, como ha precisado) ha revelado que no había pasado nunca por
su mente poder llegar a ser elegido Papa, ni que tampoco se había esforzado para que
esto pudiera suceder, añadiendo haber recordado, cuando la elección parecía ya segura,
las palabras de una carta que le había escrito un cardenal y que decía que “si el
Señor le hubiera indicado a él “sígueme” él hubiera tenido que recordar lo que había
dicho en los funerales de Juan Pablo II, es decir, no negarse a la llamada”.
“Los caminos del Señor no son cómodos pero nosotros no estamos hechos para tener comodidades
y por lo tanto no pude hacer otra cosa que decir “sí”, ha explicado el Papa. Precisamente
en los días de la muerte de Juan Pablo II todos percibimos que él para nosotros era
un padre, y por lo tanto la Iglesia no estaba cerrada en sí misma sino que era de
todos: “la Iglesia -ha dicho entre aplausos el Santo Padre- no es vieja...la Iglesia
es joven y ha repetido con fuerza a sus connacionales que se prepararan con dicha
para la cita de Colonia donde los jóvenes del mundo se encontrarán con Jesús. Antes
de terminar el Papa dirigiéndose al corazón de los peregrinos alemanes les ha pedido
su ayuda, su comprensión y su confianza para caminar todos juntos.