2005-04-04 16:13:19

El Papa y su amor por los jóvenes hasta el final


Lunes, 4 de abr (RV).- La muerte de Juan Pablo II ha conmocionado a toda la humanidad, personas de todo el mundo han mostrado estos días su afecto por el difunto Pontífice, permaneciendo durante horas, e incluso días en la plaza de san Pedro, queriéndole decirle a Juan Pablo II, no te olvidaremos. Hemos recogido el testimonio de una madre de familia que conoció personalmente el afecto expresado por el Papa hacia los jóvenes. RealAudioMP3

Y es que Juan Pablo II siempre ha tenido ese espíritu joven, que ha llevado a miles de fieles de todas las edades a estar estos días en la plaza de san Pedro del Vaticano, rezando por el difunto Pontífice. Precisamente el mismo Karol Wojtyla, entregó en 1985 a todos los jóvenes del mundo la “Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud”, con el fin de que la llevaran en peregrinaje por todo el mundo transmitiendo el Evangelio. El propio Pontífice quiso ocuparse personalmente de esta celebración, dando la primera cita de la Jornada Mundial de la Juventud en Roma el Domingo de Ramos de 1986. De ahí en adelante, por regla general, cada dos años, se organiza la Jornada Mundial de la Juventud el Domingo de Ramos en Roma, y en las diócesis de todo el mundo.

Después de cada celebración durante el periodo de Pascua, Juan Pablo II ha dado cita a los jóvenes en diferentes países del mundo, atravesando la “Cruz” todo tipo de fronteras y continentes. La segunda Jornada Internacional de la Juventud fue convocada en Buenos Aires (Argentina) en 1987, transmitiendo en esta ocasión un mensaje de amor y de esperanza a todos los jóvenes del mundo. “Quiero invitaros a todos a crecer en humanidad, a poner como prioridad absoluta los valores del espíritu, a que os transforméis en hombres nuevos”.

Tras llevar la Cruz al que el propio Juan Pablo II llamó “el continente de la esperanza”, convocó a los jóvenes en Santiago de Compostela (España). Corría el año 1989, cuando el Papa reunió a los jóvenes bajo el tema “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6). En esta ocasión el Santo Padre recordó tres preguntas a los jóvenes allí congregados: “¿Cristo ha descubierto ya que es la vida?”, “¿Cristo ha descubierto ya cual es el camino?”, “¿Cristo ha descubierto ya que es la vida?”. Respondiendo una a una, explicando a los jóvenes cuan importante es seguir a Jesús, y alentándoles que hacerlo siguiendo el “Camino de Santiago”.

Nos situamos ya en 1991, tras el acontecimiento histórico que convulsionó al mundo, con la caída del muro de Berlín, el Santo Padre eligió como destino de reunión de los jóvenes su Polonia natal, exactamente Czestochowa. “A todos vosotros, jóvenes, con ocasión de esta Jornada mundial de la Juventud – exclamó el Papa - os digo: ¡Recibid el Espíritu Santo y sed fuertes en la fe! "Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad" (2 Tm 1, 7).

En Polonia la afluencia de jóvenes en torno al Santo Padre fue altísima, la misma que hubo en 1993 en Denver (EE.UU.), cuando se celebró la VIII Jornada Mundial de la Juventud, bajo el tema “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10), en esta ocasión medio millón de jóvenes encontraron al Papa delante del impresionante escenario de las Montañas Rocosas del Colorado. En esta ocasión el Papa quiso alentar a los jóvenes en su arduo camino hacia Cristo, reconociendo que “la existencia humana conoce momentos de crisis y de cansancio, de desilusión y de oscuridad”.

Esta misma esperanza es la que quiso dar a los jóvenes en la Asamblea más grandes de personas de todos los tiempos que tuvo lugar en 1995 en Manila (Filipinas) con motivo de la X Jornada Mundial de la Juventud, cuatro millones de personas aclamaron al Santo Padre que evocaba la relación con el prójimo: “¿Sois capaces de ofrecer vosotros mismos, vuestras fuerzas y vuestros talentos para el bien de los demás?, ¿Sois capaces de amar? – preguntaba el Papa, a lo que respondía – Si lo sois la Iglesia y la sociedad pueden poner grandes esperanzas en cada uno de vosotros”.

Más tarde, en 1997, París (Francia) fue el escenario de la XII Jornada Mundial de la Juventud, reuniendo a un millón de personas que se unieron entorno al Santo Padre. “Queridos jóvenes – dijo el Papa en esta ocasión - iluminados por la Palabra y fortificados con el Pan de la Eucaristía, estáis llamados a ser testigos creíbles del Evangelio de Cristo, que hace nuevas todas las cosas”, convocándoles de este modo a celebrar junto a él, el Jubileo de los Jóvenes en 2000 en Roma, en la que sería la XV Jornada Mundial de la Juventud.

“La Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14). Siguiendo este tema, jóvenes de los cinco continentes se unieron al Obispo de Roma en la capital italiana, recordando la necesidad de contemplar y reflexionar porque “Dios nos ha creado para compartir su misma vida; nos llama a ser sus hijos, miembros vivos del Cuerpo místico de Cristo, templos luminosos del Espíritu del Amor”. Invitando a todos los jóvenes a la siguiente cita de las Jornadas Mundiales de la Juventud en 2002, en Toronto, Canadá.

En esta ocasión el Santo Padre pidió a la juventud que contribuyera a la construcción del futuro de toda la humanidad, y les dio cita para celebrar con él la XX Jornada Mundial de la Juventud en Colonia (Alemania) en agosto de este año. En el mensaje que el Papa les dejó preparado a los jóvenes, les recordaba la importancia de seguir el camino de los Reyes Magos, diciéndoles con energía que “la adoración del Dios verdadero constituye un auténtico acto de resistencia contra toda forma de idolatría, ¡no creáis en falaces ilusiones y modas efímeras que no pocas veces dejan un trágico vacío espiritual!”.

A través de todas estas citas con los jóvenes a lo largo y ancho del mundo, el Papa les ha dado un papel importante a desempeñar en nuestra sociedad, por eso, uno de sus últimos mensajes, ya cuando se encontraba en agonía estuvo dirigido a ellos: “Os he buscado. Ahora vosotros habéis venido a verme. Y os doy las gracias”.







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