2005-04-02 10:14:57

“Celebramos esta misa por el hermano y amigo que nos lleva en su corazón”


Sábado, 2 abr (RV).- “Celebramos esta Santa Misa por el Papa Juan Pablo II, Obispo de Roma, Primado de Italia, Pastor Universal de la Iglesia. Ofrecemos el sacrificio de Cristo por este nuestro gran Padre, hermano y amigo, que nos lleva siempre en su corazón y que nosotros también llevamos en el corazón”.

Con estas palabras cargadas de ternura el cardenal Camillo Ruini, Vicario de Su Santidad para la diócesis de Roma, introducía su homilía de la tarde de ayer, en la Catedral de la capital italiana de la que es obispo, precisamente el Papa.

Tras señalar, que Juan Pablo II “está afrontando la prueba más difícil de su larga y extraordinaria vida y que la afronta y la vive con íntima serenidad y entrega confiada en las manos de Dios, con el que siempre ha vivido, trabajado, sufrido y gozado”, que el purpurado puso de relieve que “en estas horas, él es más que nunca nuestro Papa, el Vicario de aquel Cristo que nos ha redimido con su pasión, el siervo de los siervos de Dios, que es el título pontificio más amado por el Santo Padre”.

El Vicario del Papa para la diócesis de Roma, hizo hincapié en la inquebrantable fe de Juan Pablo II - de la que brota “su increíble fortaleza que tanto sorprende” y de la que mana también “su inextinguible capacidad de amar y de donarse, su valentía y su confianza sin límites” – Y, en este contexto, el cardenal Ruini explicó que todo ello proviene de la “relación concreta y viva que une a nuestro Papa con Jesucristo y con Dios Padre”.

Refiriéndose a la liturgia de ayer, viernes de la Octava de Pascua, así como a la de estos días de la semana pascual, “que nos habla de la resurrección. De Cristo resucitado de entre los muertos, que se hizo ver y tocar por sus discípulos, conduciéndolos de este modo a la fe”, elcardenal Ruini enfatizó que “ésta es la fe de nuestro Papa, una fe tan poderosa y plena, una experiencia de Dios tan intensamente vivida, que hace que él, en estas horas de prueba, así como a lo largo de su infatigable ministerio, ya vea y toque al Señor, unido a nuestro único Salvador”.

El Purpurado puso de relieve que, en “esta misma certeza de la resurrección y en la dicha que conlleva, se afianza toda la liturgia de esta semana, contrariamente a lo que las apariencias puedan señalar, al sufrimiento del Papa y a nuestra oración por Juan Pablo II. Son la certeza y la alegría de la Pascua del Señor de la vida que vence la muerte, del perdón que cancela el pecado”.

Volviendo con la memoria, recordando estos casi 27 años de pontificado, el cardenal Camillo Ruini afirmó textualmente “estamos aferrados con inmensa gratitud al hombre Karol Wojtyla y a Dios que nos lo ha donado. Y ahora, mientras rezamos por él, nos encomendamos nosotros también, como el mismo Papa, a la voluntad del Señor. Es decir a aquella Divina Misericordia en la que Karol Wojtyla ha confiado siempre y a aquella Madre de Jesús a la que él se ha consagrado totalmente. Así nuestra esperanza no quedará defraudada y el vínculo de amor que nos une a nuestro Papa nunca se interrumpirá”







All the contents on this site are copyrighted ©.