2005-04-02 14:55:46

Octubre 2002 - Octubre 2003: Año del Rosario


Sábado, 2 abr (RV).- Al proclamar el Año del Rosario, en la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae - en la que también anuncia la incorporación de los Misterios de la Luz - dando comienzo asimismo al vigésimo quinto año de su Pontificado, Juan Pablo II escribía textualmente:

“Cuántas gracias he recibido de la Santísima Virgen a través del Rosario en estos años: Magnificat anima mea Dominum! Deseo elevar mi agradecimiento al Señor con las palabras de su Madre Santísima, bajo cuya protección he puesto mi ministerio petrino: Totus tuus!”.
En este misma Carta Apostólica Juan Pablo II afirmaba, evocando la devoción de sus predecesores por el rezo del Rosario:

“Yo mismo no he dejado pasar ocasión de exhortar a rezar con frecuencia el Rosario. Esta oración ha tenido un puesto importante en mi vida espiritual desde mis años jóvenes. Me lo ha recordado mucho mi reciente viaje a Polonia, especialmente la visita al Santuario de Kalwaria. El Rosario me ha acompañado en los momentos de alegría y en los de tribulación. A él he confiado tantas preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo. ...., el 29 de octubre de 1978, dos semanas después de la elección a la Sede de Pedro, como abriendo mi alma, me expresé así: «El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad. [...] Se puede decir que el Rosario es, en cierto modo, un comentario-oración sobre el capítulo final de la Constitución Lumen Gentium del Vaticano II, capítulo que trata de la presencia admirable de la Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia.

Explicando los Misterios de la Luz incorporado por él, gozosos, dolorosos y gloriosos, que “nos ponen en comunión vital con Jesús a través –podríamos decir– del Corazón de su Madre” , Juan Pablo II reiteraba que “En realidad, todo el misterio de Cristo es luz. Él es «la luz del mundo» (Jn 8, 12)”.

Añadiendo que “esta dimensión se manifiesta sobre todo en los años de la vida pública, cuando anuncia el evangelio del Reino, Juan Pablo II ha querido “indicar a la comunidad cristiana cinco momentos significativos –misterios «luminosos»– de esta fase de la vida de Cristo”. Es decir: El Bautismo de Jesús en el Jordán. Su autorrevelación en las bodas de Caná. Su anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión. Su Transfiguración y la institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual.







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