Vittorio Messori: “A pesar de su enfermedad el Papa no dimitirá”
Jueves, 31 mar (RV).- “Es cada vez más profunda la historia de la plaza de San Pedro
y cada vez más rico de sorpresas el diálogo entre el Papa y sus hijos”. Así comenta
el diario vaticano L’Osservatore Romano el saludo y la bendición de Juan Pablo II
a los numerosos peregrinos que, ayer miércoles, se habían reunido en esta misma Plaza.
El mismo periódico de la Santa Sede, pone de relieve que “del ferviente, afectuoso,
entusiasmado e incesante coloquio entre Pedro y sus hijos brota un auténtico don de
fe y de esperanza”. L’Osservatore Romano hace hincapié en que “es evidente que la
gente ha querido acercarse para abrazar con afecto al Santo Padre, para ver como está,
con el ánimo tierno y lleno de premura que tienen los hijos y para testimoniarle,
con ímpetu, su cercanía en la oración, estando a su lado también físicamente”.
“No es posible dimitir de la paternidad. En nombre de su entrega total a la providencia
y de su concepción del papado, Juan Pablo II no se echará atrás. Cesará su mandato,
sólo cuando será llamado a rendir cuentas a Aquel del cual, por fe, es vicario en
la tierra”. Lo recuerda el escritor y periodista católico italiano, Vittorio Messori
en un artículo que aparece hoy en el periódico milanés el Corriere della Sera. Artículo
- sobre el Papa y la
enfermedad - que se titula “Diario Vaticano” y que afirma que, a pesar de todo, “no
dimitirá”.
Evocando lo que señalaba el mismo Pontífice hace tres años, callando así los rumores
que insistían sobre una posible renuncia debido a su estado de salud, Vittorio Messori
recuerda el mensaje de Juan Pablo II a un mundo que se interrogaba acerca de su decisión;
“Mi salud no es asunto mío sino de Aquel que me ha llamado a este ministerio” – ponía
de relieve el Santo Padre, destacando luego que “en sus misteriosos diseños ha querido”
que desde su “lejana” Polonia “llegara hasta aquí” y que “por lo tanto será Él quien
decidirá” su suerte.
Este mismo artículo, afianzándose en lo que señalaba Juan Pablo II también hace tres
años, recuerda asimismo la misión del Papa de “seguir llevando su cruz en aquel calvario
que, para un viejo enfermo, es ‘sostener el peso de todas las Iglesias’, como dijo
san Pablo”. Como entonces, a pesar de los rumores ante su empeoramiento, el Santo
Padre recuerda al mundo que no tiene otros jefes que Cristo.
“Renunciar - para el Papa - sería ceder a la tentación de alejar de sí el peso de
la cruz, que seguirá arrastrando hasta el final del calvario, que significa afrontar
los compromisos cotidianos de su ministerio”, insiste Vittorio Messori, recordando
que el Santo Padre, aunque delegue lo posible a sus colaboradores, prosigue en el
ejercicio de su misión “mejor de lo que algunos se puedan imaginar”.
Como por ejemplo, lo que suponen los nombramientos. Actos pontificios que conllevan
estudiar los documentos preparados por las Nunciaturas o por las Congregaciones competentes.
Los mismos colaboradores más estrechos de Juan Pablo II recuerdan que “la renuncia
a una tradición reciente y accesoria, como la audiencia general de los miércoles –
que se remonta sólo a Pablo VI – ha impactado a los medios de comunicación. Pero se
olvida que el trabajo del Papa sigue adelante”.
Citando luego fuentes cercanas a Juan Pablo II, Messori asegura también que el Pontífice
había hablado muy bien con sus colaboradores la mañana del domingo de Pascua y que,
luego, asomándose a la ventana de su estudio que da a la Plaza de San Pedro, tuvo
una “afonía nerviosa”, debido a la conmoción que le produjo el ver las manifestaciones
de afecto de tantas personas. La misma fuente, “de la que no podemos dudar” - recuerda
el artículo – pone de relieve que ya hace cinco años algunos medios de comunicación
aseguraban que Juan Pablo II no iba a poder afrontar el programa agotador que él mismo
había establecido para el Año Santo.