ONU: Santa Sede denuncia la trágica situación de los refugiados en África
Lunes, 14 mar (RV).- “La situación de los refugiados en África sigue siendo una profunda
herida para la familia humana”. Lamentando esta tragedia, Mons. Fortunatus Nwachuwku,
consejero de la de la Misión Permanente de la Santa Sede ante la ONU y las Instituciones
Especializadas, intervino en Ginebra, recordando, en especial, la urgencia de proteger
a la población de Darfur ante “los ataques brutales y violentos así como ante las
violaciones de los derechos humanos que se perpetran cada día” contra personas indefensas.
Una vez más, la Santa Sede recuerda que es indispensable y urgente “eliminar el tráfico
de armas, deteniendo asimismo los conflictos y aprehendiendo a los individuos responsables
de los crímenes de guerra y de los crímenes contra la humanidad brindando una esperanza
nueva a África y a todos los refugiados”.
Decenas de miles de personas han muerto y más de dos millones y medio han tenido que
desplazarse en los dos últimos años en Darfur por los enfrentamientos entre el ejército
sudanés, apoyados por las milicias progubernamentales conocidas como "Yanyauid", y
los grupos rebeldes. La Delegación de la Santa Sede ha puesto de relieve la trágica
situación de las mujeres y de los niños, que son las principales víctimas indefensas
de violaciones y de toda forma de degradación.
En este contexto, el Consejero de la Misión Permanente de la Santa Sede - dirigiéndose
a los participantes en la reunión del Comité ejecutivo del Alto Comisionado de Naciones
Unidas para los Refugiados – puso de relieve también las dificultades que tienen que
afrontar los desplazados de Darfur que han logrado llegar a Chad. Sin olvidar el número
insuficiente de supervisores militares de la Unión Africana y la posición de las autoridades
sudanesas que no parecen capaces de proteger los derechos de su propio pueblo.
Aún reconociendo la valiente presencia y asistencia que ofrece ACNUR, así como otras
oficinas de la ONU y numerosas Organizaciones no gubernamentales, la Santa Sede ha
reiterado la necesidad de que “la comunidad internacional desarrolle un verdadero
sistema que proteja efectivamente tanto a los pueblos que permanecen en su propio
país, como a aquellos que son obligados a desplazarse”.