El Sacrificio de Cristo, acontecimiento central en la historia de la humanidad, fue
el tema de la tercera Predicación de Cuaresma para la Curia Romana
Viernes, 11 mar (RV).- El Sacrificio de Cristo, acontecimiento central en la historia
de la humanidad, fue el tema de la tercera Predicación de Cuaresma para la Curia Romana,
a cargo del Padre Raniero Cantalamessa, Predicador de la Casa Pontificia, quien inspiró
su reflexión de este viernes en la frase de Santo Tomás “Basta una gota de la sangre
de Cristo para salvar al mundo entero”.
Tras explicar que “con su doctrina
y con su vida, Jesús desenmascara y rompe el mecanismo del chivo expiatorio que sacraliza
la violencia, haciéndose Él, que es inocente, víctima de toda la violencia”, el Predicador
de la Casa Pontificia agregó que, entonces, Jesús derrota la violencia, pero “vence
porque es víctima”, y en Cristo es Dios mismo que se hace víctima.
En este
sentido, el Padre Cantalamessa recordó que “Cristo derrotó la violencia no oponiéndole
una violencia más grande, sino sufriéndola y poniendo al desnudo su injusticia e inutilidad”
y al respecto, subrayó que “la película de Mel Gibson ha tenido el mérito de revelar
hasta qué punto la violencia se abatió contra la vida de Cristo”.
Acontecimiento
central en la historia de la humanidad, el Sacrificio de Cristo cambia la naturaleza
misma del sacrificio, dijo el Predicador de la Casa Pontificia, quien de esta manera
enfatizó en el binomio amor-expiación que caracteriza la Pasión de Cristo. “Las dos
cosas pueden estar juntas –explicó-, pues el pecado es cancelado, lavado, destruido,
en una palabra, expiado por su contrario, que es el amor”.
“A la luz de estas
reflexiones –dijo el Padre Cantalamessa- no podemos dejar de mencionar un pecado particular
del que tenemos que decidir purificarnos con la fuerza que deriva de la sangre eucarística
de Cristo” y es “el pecado que está en la base del mecanismo del chivo expiatorio
y de la violencia, y que Jesús vino a denunciar y a romper”.
Y tras indicar
que “a nivel personal, el pecado del que debemos tomar conciencia es la tendencia
a excusarnos sistemáticamente acusando a los demás”, el Predicador de la Casa Pontificia
recordó que Jesús “que era inocente, aceptó pasar por culpable”, mientras que “nosotros,
culpables, buscamos a toda costa pasar por inocentes”.
En este sentido, el
Padre Cantalamessa concluyó indicando que “la Eucaristía no se limita a recordarnos
el ejemplo de Cristo, sino que nos da la gracia de seguirlo”, pues “Él venció también
por nosotros y nosotros podemos apropiarnos, en la fe, de su victoria sobre la violencia,
tratando de traducirla en actitudes concretas de vida”.