2005-03-10 15:01:44

El Papa destaca la acción en favor de la concordia nacional en Senegal y reitera que nunca se puede justificar la violencia en nombre de la religión


Jueves, 10 mar (RV).- Destacando la acción de Senegal en favor de la concordia nacional y en el continente africano, Juan Pablo II reitera la urgente necesidad de paz y estabilidad que tiene África y, una vez más, señala que nunca se puede justificar la violencia en nombre de la religión.

En su mensaje de bienvenida al nuevo embajador de Senegal ante la Santa Sede, el Papa expresa su profunda satisfacción por la larga tradición de convivencia armoniosa entre las distintas comunidades que componen este país. En especial, ante los esfuerzos realizados para impulsar y fortalecer “la paz, que es un bien supremo que condiciona el logro de tantos otros bienes esenciales” (Discurso al Cuerpo diplomático, 15 de enero de 2005). En este contexto, Juan Pablo II hace hincapié en que para asegurar el anhelo de los pueblos a una vida digna y solidaria, es indispensable educar a las nuevas generaciones en los ideales de fraternidad, justicia y solidaridad.

Tras manifestar su gran aprecio, así como el de la comunidad internacional, ante el compromiso de Senegal en la consolidación de del entendimiento y de la fraternidad de todos los africanos, el Papa recuerda la urgente necesidad de paz y estabilidad que tiene el continente africano. Exhortando, también este jueves, a no escatimar esfuerzos para rechazar la violencia y asumir la valentía y la perseverancia que conducen a la auténtica reconciliación.

La Iglesia católica “está plenamente convencida de que nos es posible alcanzar la paz sin la justicia y que no hay justicia sin perdón”, recuerda asimismo Juan Pablo II, renovando su constante llamamiento en seguir “la luz del verdadero bien del hombre, en una constante búsqueda del bien común”.

En el marco de la importancia de promover el diálogo interreligioso, “en este mundo nuestro, a menudo oscurecido por amplias zonas de sombra, consecuencia de enfrentamientos, algunas veces violentos, que se intentan justificar con motivos religiosos”, el Papa renueva su invitación a “los creyentes de todas las religiones, en particular a los cristianos y a los musulmanes” a ser testimonios de convivencia pacífica entre todas las religiones y las culturas, edificando así la paz entre los pueblos, al servicio de la única familia humana. Tarea, también ésta, en la que la Iglesia católica está firmemente comprometida, promoviendo el amor, la esperanza de Cristo y la paz entre todos los pueblos del mundo.







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