Martes, 8 mar (RV).- El prefecto de la Congregación para la Evangelización de los
Pueblos, cardenal Crescenzio Sepe, se encuentra en México en viaje pastoral desde
hoy hasta el jueves. Mañana miércoles el purpurado presidirá la ordenación episcopal
de Mons. Rafael Sandoval Sandoval, como obispo de Tarahumara. Se trata de una diócesis
que durante muchos años ha estado directamente sujeta a la Congregación de misiones
por tratarse de una zona rural e indígena. Esta mañana, el cardenal Sepe ha presidido
en la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe la Santa Misa, a la que ha seguido después
un encuentro con los obispos de la Comisión Episcopal para las Misiones, el Director
nacional de las Obras Misionales Pontificias y los Directores diocesanos de las mismas.
Durante su homilía, el cardenal Sepe ha dicho que “en nuestras sociedades secularizadas,
dominadas por el relativismo moral y por la alegría superficial de un fútil hedonismo,
el anunciar a Cristo, encuentra muchas veces el rechazo, la indiferencia. Ante esta
situación, no raramente se siente la tentación de rebajar el mensaje de Jesús y de
acomodarlo “a la mentalidad de nuestro siglo”.
Obrar así, ha señalado el purpurado, significa impedir al hombre que experimente el
“gozo pleno” que Jesús prometió a sus discípulos: “Os he dicho esto, para que mi gozo
esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado”. María está llena de júbilo porque está
llena de Dios, ella es la “llena de Gracia”, la Evangelizadora de la alegría.
El Santo Padre escribe que “la aparición de María a Juan Diego en 1531, en la colina
del Tepeyac, tuvo una repercusión decisiva para la Evangelización. Este influjo va
más allá de los confines de la nación mexicana, alcanzando a todo el Continente”.
Este impulso misionero ha tenido su origen aquí, en Guadalupe. Y desde aquí ha llegado
a todo el mundo, ha señalado el prelado.
La humanidad atiende con ansia la luz y la Verdad del Amor de Cristo. Muchas personas
lo conocen, pero viven en la tristeza, en el pesimismo o en la desesperación. Millones
de personas, ni tan siquiera han oído hablar de Él. No hay labor más apremiante que
dicha misión, no hay vocación más alta que - al igual que María - cooperar en la misión
apostólica de la Iglesia en la regeneración de los hombres. El cardenal Sepe ha afirmado
que todos estamos al servicio del mandato misionero de nuestro Señor.