Bienvenida del Papa a los nuevos embajadores de Austria y Grecia
Lunes, 7 mar (RV).- En nombre de Juan Pablo II, el cardenal Secretario de Estado ha
recibido esta mañana a los nuevos embajadores de Austria y Grecia, que han presentado
sus Cartas Credenciales. En su bienvenida, en sendos discursos fechados en el Policlínico
Gemelli, el Papa reitera la importancia de la fe, de los valores cristianos de Europa
y del diálogo para impulsar la paz entre los pueblos.
Recordando las primeras comunidades cristianas europeas, fundadas por el Apóstol san
Pablo - en el discurso dirigido al nuevo embajador de Grecia - el Santo Padre hace
hincapié en las huellas del cristianismo en el continente y se refiere a la Unión
Europea “que se presenta como modelo de voluntad política en favor de los pueblos
y de la paz”.
En este contexto, refiriéndose a las Olimpiadas del año pasado en Atenas, el Pontífice
señala que “el anhelo de fraternidad de los hombres, puede vencer el odio y la violencia”.
Una vez más, Juan Pablo II recuerda que la Santa Sede apoya todo compromiso que impulse
el diálogo, subrayando asimismo la importancia de fortalecer las instituciones internacionales
y la necesidad de una “valiente política de desarrollo” en favor de los países más
pobres, en particular de las naciones africanas.
Con un saludo especial dirigido a las comunidades católicas que viven en Grecia, el
Santo Padre recuerda al gobierno de este país la necesidad de un estatuto jurídico
para estos fieles que constituyen una minoría, hecho que marcaría el reconocimiento
pleno de sus derechos, como ya se verifica en la mayoría de las naciones de Europa.
En su mensaje al nuevo embajador de Austria, el Papa destaca las “centenarias y tradicionalmente
buenas relaciones” de este país con la Santa Sede, con el anhelo que de también en
el futuro puedan proseguir sobre la “base sólida de una cooperación entre estado e
Iglesia”.
Evocando la vocación política de Austria en el gran contexto europeo, Juan Pablo II
pone de relieve la gran aportación que esta nación puede brindar a Europa y al mundo.
Luego, poniendo de relieve asimismo la importancia de la ampliación de la Unión Europea,
el Pontífice hace hincapié en la necesidad de “impulsar políticas que contemplen la
tutela de la vida humana”.
Renovando el recuerdo de sus tres viajes a Austria y el encuentro de las Iglesias
del este europeo, que tuvo lugar el año pasado en Mariazell, Juan Pablo II pone de
relieve la identidad católica austriaca y evoca con conmoción la celebración del funeral
del cardenal Franz Konig. Señalando que esta celebración mostró al mundo que, más
allá de las críticas y de la secularización, una parte importante de esta nación europea
permanece apegada a sus raíces cristianas.