2005-02-24 16:08:33

El Pontífice lamenta la desaparición del fundador de Comunión y Liberación, un ejemplo de servicio valeroso a la Iglesia


Jueves, 24 feb (RV).- Profunda conmoción de Juan Pablo ante la noticia de la muerte del fundador del Movimiento Comunión y Liberación, Mons. Luigi Giussani, fallecido el pasado martes, tras un largo proceso de enfermedad que aceptó con serenidad y abandonándose a la voluntad divina. De esta manera se expresa el Santo Padre en la carta de pésame que se ha leído en el funeral de Mons. Giussani, que está teniendo lugar en estos momentos en la catedral de Milán presidido por el cardenal Joseph Ratzinger, en nombre del Santo Padre.

“Su desaparición –escribe el Papa- es un motivo de tristeza para sus familiares, para el presbiterio de la diócesis de Milán, para el Movimiento de Comunión y Liberación, y para tantas otras personas que le estimaron y amaron como un laborioso ministro de Dios”. El Pontífice tiene en su carta palabras de admiración por Mons. Giussani, por su ardiente fe traducida en un testimonio cristiano capaz de suscitar, especialmente entre los jóvenes, una amplia y convencida acogida del mensaje evangélico. Juan Pablo II agradece al Señor el don de su vida que transcurrió completamente dedicada a su vocación sacerdotal, a la escucha constante de las necesidades del hombre contemporáneo y al servicio valeroso a la Iglesia.

El Santo Padre resume toda su acción apostólica en una invitación franca y decidida a todos quienes se acercaban a él para encontrarse con Cristo, como respuesta total y definitiva a las esperanzas más profundas del corazón humano. Mons. Giussani se dedicó a la formación de unos estudiantes necesitados de referencias y modelos en los que inspirarse. Inició en los años sesenta su actividad evangelizadora presentando las verdades de fe con un diálogo abierto e incesante, con una docilidad coherente al Evangelio y sobre todo con un ejemplar testimonio de vida.

De esta forma nació el Movimiento Comunión y Liberación, que creció a lo largo de los años gracias al ardor apostólico de este sacerdote ambrosiano que supo implicar a tantos discípulos en un apasionante itinerario apostólico. El Papa sintetiza su vida y su apostolado en dos palabras: Cristo y su Iglesia, sin jamás separar uno de la otra, comunicando a su alrededor un amor verdadero por el Señor y por los papas que conoció personalmente. El Santo Padre finaliza su carta definiendo a mons. Giussani como un defensor de la razón, un profundo conocedor de la literatura, de la música y un convencido reconocedor del arte como camino que conduce al Misterio.







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