El misterio de la Eucaristía al centro de las meditaciones de los Ejercicios Espirituales
para el Papa y la Curia Romana
Lunes, 14 feb (RV).- “La Iglesia al servicio de la nueva y eterna Alianza”. Este es
el título del ciclo de meditaciones cuaresmales que desde ayer por la tarde anima
los Ejercicios Espirituales en los que participa Juan Pablo II y la Curia Romana.
Han quedado suspendidas todas las audiencias de la semana, y el Papa y sus más íntimos
colaboradores han sido invitados por el predicador de los Ejercicios, Mons. Renato
Corti, Obispo de Novara, a profundizar en algunos aspectos de la vida espiritual y
pastoral de la Iglesia a la luz del misterio eucarístico.
“¿Por qué se ha querido
el Año de la Eucaristía, definido por el Papa en la Mane nobiscum Domine” un “año
de síntesis”, de ápice de todo el camino recorrido en el arco del pontificado?. Mons.
Renato Corti se ha hecho esta pregunta en el “corazón” de su primera meditación de
esta mañana. Las respuestas, ha afirmado, se encuentran en el mismo documento del
Papa, cuando explica la importancia de ayudar tanto el clero como a los fieles a contemplar
una vez más el sacramento eucarístico en todo su “fulgor” y con total “conocimiento”,
para traducirse en prácticas litúrgicas renovadas.
Precisamente deteniéndose
en los aspectos positivos y sobre los problemas que unen a la comunidad eclesial,
sobre todo en Italia, con relación a la Eucaristía, el predicador ha señalado la
buena acogida de la invitación del Pontífice a dedicar un año a este sacramento. Pero
también ha evidenciado, en clave pastoral, algunas “sombras” que se manifiestan en
algunas zonas.
En la segunda meditación de la mañana, el obispo de Novara ha
ilustrado el porqué de la insistencia del magisterio pontificio sobre la figura de
Cristo. Esta, ha observado, se explica en primer lugar por el “deber misionero” del
que Jesús es testimonio en la tierra y que la Iglesia está llamada a comprender y
repetir, con el mismo estilo. Se explica con la necesidad de responder a los cambios
en curso, en el mundo, de la difusión progresiva del pluralismo religioso, que la
Iglesia tiene que afrontar, en particular en la relación, en un futuro próximo, con
las grandes tradiciones religiosas en Asia.
También, la insistencia sobre la
figura de Cristo se manifiesta con la urgencia de combatir el relativismo religioso
que contagia a las sociedades contemporáneas, en las que se quiere eliminar totalmente
las religiones positivas, es decir, aquellas “que afirman una revelación”, ha subrayado
el predicador de los ejercicios, añadiendo que “Cristo, sin embargo, une a la humanidad”.
“El Evangelio -ha concluido Mons. Conti- es una semilla que humaniza la vida de la
humanidad”. “La Iglesia tiene como vocación la de ser sacramento de unidad y de paz”,
que encuentra su raíz en la Eucaristía.