Reacción de los obispos catalanes “sobre la enseñanza de la Religión católica”
Sábado, 12 feb (RV).- “Sobre la enseñanza de la Religión católica en Cataluña”. Este
es el título de un comunicado que los obispos catalanes emitieron ayer, ante las declaraciones
de la Directora General de Asuntos Religiosos de la Generalitat, Montserrat Coll,
en las que afirmaba que el gobierno catalán planea eliminar la clase de religión católica
y colocar en su lugar una asignatura de “religiones”, cuyo perfil sería definido
por la Generalitat y no por las distintas confesiones.
Los obispos han reaccionado con firmeza ante este proyecto que pretende sustituir
la actual asignatura de religión por otra que estudiaría desde un punto de vista tradicional
y cultural – esto es, bajo preceptos de laicidad - las distintas confesiones religiosas.
Al respecto, el episcopado catalán señala que la Constitución Española y el Pacto
Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales proclaman el derecho
fundamental de los padres y alumnos a «recibir enseñanza de la tradición católica». Además,
explica en su comunicado que los obispos catalanes «esperan» que la Generalitat sea
«sensible» a la demanda de las familias que quieran que sus hijos reciban «enseñanza
de la religión y moral católicas en la escuela, que es distinta a la catequesis»,
y espera que el Gobierno catalán «sabrá sacar las conclusiones pertinentes».
Pero lo cierto es que llevar a cabo la supresión de esta asignatura o introducir cambios
en la misma no es tarea fácil. En primer lugar, porque la Generalitat «no tiene competencias
al respecto, (tendría que producirse mediante la petición de traspaso de competencias);
y en segundo lugar, esta modificación no es una prioridad del Gobierno catalán, ya
que todavía está pendiente la reforma educativa que emprende el Gobierno.
La Generalitat, en un comunicado, dijo que «no es verdad que se haya acordado suprimir
la clase de religión. Tal y como recoge el pacto del Tinell y el Plan de Gobierno,
la línea de actuación del Govern propone que la enseñanza pública en Cataluña incluya
la formación sobre cultura religiosa en la etapa obligatoria. Esta propuesta, en todo
caso, tendrá que ser pactada con todas las confesiones y el resto de la sociedad civil.