Domingo, 30 ene (RV).- Hoy se celebra la 52 Jornada Mundial de la Lepra. Con este
motivo el cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para
la Pastoral de la Salud, ha enviado un Mensaje a los obispos encargados del sector
en las conferencias episcopales del mundo, así como a los que trabajan en la lucha
contra esta enfermedad.
El cardenal Lozano habla en su mensaje entre otras cosas de las acciones que la Iglesia
realiza en este campo así como del apoyo que recibe de la Organización Mundial de
la Salud. “La Iglesia católica se esfuerza por curar a los leprosos y eliminar las
barreras sicológicas y sociales que se les ponen delante”.
Refiriéndose al “Plan OMS” para la cura del morbo de Hansen, el presidente sostiene
todo lo que ha declarado la Organización, es decir, que hoy esta enfermedad, si viene
afrontada al inicio de su manifestación, puede ser controlada y debilitada con una
fuerte terapia di seis meses, con la previsión que muy pronto el periodo de tratamiento
serán todavía más breves. Investigaciones científicas, curas farmacológicas, mejoría
de las condiciones higiénicas y medicina comunitaria, unidas, podrán finalmente favorecer
la desaparición de esta enfermedad que acompaña desde hace tantos años la historia
de la humanidad.
“Un objetivo estupendo que se puede desear que se alcance plenamente llegando al fin
prefijado, al menos en el centro de la Sanidad Mundial. Pero en la periferia, en cada
uno de los países dañados por la pandemia, ¿cómo se vive?” se pregunta el cardenal
Lozano Barragán. Particularmente en 6 países el obstáculo principal es la cobertura
geográfica de la unidad sanitaria de base para el tratamiento con las “poli quimioterapias”.
Y, al menos en otros 4 países, son las guerras civiles las que están dañando seriamente
las infraestructuras sanitarias.
Por ello, el cardenal considera, con una gran esperanza el plano de la OMS, que no
obstante exige que en cada una de las comunidades locales exista una gran apertura
y conocimiento, formando así a los agentes sanitarios que sepan afrontar la nueva
situación pudiendo administrar correctamente las últimas terapias eficaces, y al mismo
tiempo ayuden a madurar las posturas para que se acojan a los que hoy sufren la enfermedad.