2005-01-26 17:22:06

Sesión especial en la ONU en el 60 aniversario de la liberación de los campos de concentración nazis


Lunes, 24 ene /RV).- “Me arrodillo en este Gólgota del mundo contemporáneo”. El observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU recordó las palabras de Juan Pablo II en Auschwitz en la conmemoración del 60 aniversario de la liberación de los campos de concentración nazis.

“Vengo como peregrino y me arrodillo en este Gólgota del mundo contemporáneo”, decía Juan Pablo II en la homilía que pronunció en Auschwitz en 1979, durante su primer viaje pontificio a Polonia. Homilía que recordó el nuncio de Su Santidad, Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, en el marco de la sesión especial, para conmemorar el sesenta aniversario de la liberación de los campos de concentración nazis por parte de las fuerzas aliadas.

El arzobispo Celestino Migliore hizo hincapié en la importancia de “conmemorar solemnemente a las víctimas de una inhumana visión política, basada sobre una ideología extrema”, recordando que las raíces mismas de la Organización de las Naciones Unidas se proponen la noble meta de políticas que impidan que “estos horrores puedan volver a suceder”.

Así como el Papa se arrodilló, hace veintiséis años, ante todas las tumbas de las víctimas de Auschwitz, tantas sin nombre, con inscripciones en polaco, inglés, búlgaro, gitano, checo, danés, francés, griego, hebreo, español, flamenco, serbo-croata, alemán, noruego, ruso, rumano, húngaro e italiano, el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU puso de relieve “las nefastas consecuencias de la intolerancia, que pretendía acabar con todos aquellos seres humanos considerados como inservibles para la sociedad por parte de la política y los planes sociales nazis – elaborados sobre crueles escalas y empleados con calculada brutalidad”.

Por lo que en la inhumana y feroz locura del plan, que pretendía exterminar por completo al pueblo judío, acabaron también numerosas víctimas de los pueblos eslavos, católicos, minusválidos, homosexuales, opositores políticos, líderes religiosos y todas aquellas personas a las que se marcaba vergonzosamente como ‘estorbo’. El nuncio Celestino Migliore recordó asimismo que “la Santa Sede ha expresado en numerosas oportunidades su condena y profundo pesar por los sufrimientos de los judíos en el crimen, conocido como Shoah, que marcó uno de los capítulos más oscuros del siglo veinte y que permanece como una deshonrosa mancha en la historia de la humanidad y en la conciencia de todos”.

El observador permanente de la Santa Sede ante la ONU finalizó su intervención poniendo de relieve que, ante semejante dolor, debemos recordar asimismo que la humanidad es capaz también de obrar el bien. Como acabamos de ver ante la tragedia natural de finales de 2004 en el sudeste asiático.

En este contexto, Mons. Migliore señaló que todos los pueblos del mundo tienen la capacidad de impulsar el bien y exhortó a promover la solidaridad internacional, aprendiendo de las tristes lecciones de la historia, como son las guerras y como señalaba, precisamente, Juan Pablo II en Auschwitz, poniendo de relieve que “el grito de las personas martirizadas debe ser semilla de bien para Europa y para el mundo entero, presentando el amor de Dios hacia todo ser humano, que Cristo proclamó con su mandamiento, que se concretiza también en el respeto de la dignidad humana de nuestro prójimo... ‘pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe” (1 Jn 5,4).







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