Sesión especial en la ONU en el 60 aniversario de la liberación de los campos de concentración
nazis
Lunes, 24 ene /RV).- “Me arrodillo en este Gólgota del mundo contemporáneo”. El observador
Permanente de la Santa Sede ante la ONU recordó las palabras de Juan Pablo II en Auschwitz
en la conmemoración del 60 aniversario de la liberación de los campos de concentración
nazis.
“Vengo como peregrino y me arrodillo en este Gólgota del mundo contemporáneo”, decía
Juan Pablo II en la homilía que pronunció en Auschwitz en 1979, durante su primer
viaje pontificio a Polonia. Homilía que recordó el nuncio de Su Santidad, Celestino
Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, en el marco de la sesión
especial, para conmemorar el sesenta aniversario de la liberación de los campos de
concentración nazis por parte de las fuerzas aliadas.
El arzobispo Celestino Migliore hizo hincapié en la importancia de “conmemorar solemnemente
a las víctimas de una inhumana visión política, basada sobre una ideología extrema”,
recordando que las raíces mismas de la Organización de las Naciones Unidas se proponen
la noble meta de políticas que impidan que “estos horrores puedan volver a suceder”.
Así como el Papa se arrodilló, hace veintiséis años, ante todas las tumbas de las
víctimas de Auschwitz, tantas sin nombre, con inscripciones en polaco, inglés, búlgaro,
gitano, checo, danés, francés, griego, hebreo, español, flamenco, serbo-croata, alemán,
noruego, ruso, rumano, húngaro e italiano, el Observador Permanente de la Santa Sede
ante la ONU puso de relieve “las nefastas consecuencias de la intolerancia, que pretendía
acabar con todos aquellos seres humanos considerados como inservibles para la sociedad
por parte de la política y los planes sociales nazis – elaborados sobre crueles escalas
y empleados con calculada brutalidad”.
Por lo que en la inhumana y feroz locura del plan, que pretendía exterminar por completo
al pueblo judío, acabaron también numerosas víctimas de los pueblos eslavos, católicos,
minusválidos, homosexuales, opositores políticos, líderes religiosos y todas aquellas
personas a las que se marcaba vergonzosamente como ‘estorbo’. El nuncio Celestino
Migliore recordó asimismo que “la Santa Sede ha expresado en numerosas oportunidades
su condena y profundo pesar por los sufrimientos de los judíos en el crimen, conocido
como Shoah, que marcó uno de los capítulos más oscuros del siglo veinte y que permanece
como una deshonrosa mancha en la historia de la humanidad y en la conciencia de todos”.
El observador permanente de la Santa Sede ante la ONU finalizó su intervención poniendo
de relieve que, ante semejante dolor, debemos recordar asimismo que la humanidad es
capaz también de obrar el bien. Como acabamos de ver ante la tragedia natural de finales
de 2004 en el sudeste asiático.
En este contexto, Mons. Migliore señaló que todos los pueblos del mundo tienen la
capacidad de impulsar el bien y exhortó a promover la solidaridad internacional, aprendiendo
de las tristes lecciones de la historia, como son las guerras y como señalaba, precisamente,
Juan Pablo II en Auschwitz, poniendo de relieve que “el grito de las personas martirizadas
debe ser semilla de bien para Europa y para el mundo entero, presentando el amor de
Dios hacia todo ser humano, que Cristo proclamó con su mandamiento, que se concretiza
también en el respeto de la dignidad humana de nuestro prójimo... ‘pues todo lo que
ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo
es nuestra fe” (1 Jn 5,4).