2005-01-24 13:40:52

Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2005: “Los medios al servicio de la comprensión entre los pueblos”


Lunes, 24 ene (RV).- “Los medios de comunicación social al servicio de la comprensión entre los pueblos”. Es el lema del Mensaje de Juan Pablo II para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se ha publicado hoy, como es tradicional, en esta festividad de san Francisco de Sales, y que se celebrará el próximo 5 de mayo, solemnidad de la Ascensión del Señor.

Poniendo de relieve que el lema que ha elegido para la Jornada Mundial de las Comunicaciones de este 2005, “se refiere a una necesidad urgente”, que es la de “promover la unidad de la familia humana por medio de estos grandes recursos”, que son los medios de comunicación, Juan Pablo II subraya que “las tecnologías modernas tienen a su disposición posibilidades sin precedentes para obrar el bien, para difundir la verdad de nuestra salvación de Jesucristo y para promover la armonía y la reconciliación”.

Precisamente recordando la responsabilidad de los medios de comunicación en “la promoción de la paz y en la construcción de puentes de diálogo entre los pueblos, quebrando el ciclo fatal de violencia, represalia y nueva violencia, hoy tan difundido”, el Papa evoca su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año, exhortando a no dejarse vencer por el mal, sino a vencer el mal con el bien.

“De una misma boca proceden la bendición y la maldición. Esto, hermanos míos no debe ser así”. Tras evocar esta exhortación de la Carta de Santiago, el Santo Padre pone de relieve que las Sagradas Escrituras nos recuerdan que “las palabras tienen un poder extraordinario y pueden unir a los pueblos o dividirlos, creando lazos de amistad o provocando hostilidad”. Juan Pablo II hace hincapié, una vez más, en el “daño incalculable que puede causar el mal uso de los medios de comunicación, dando origen a incomprensiones, prejuicios e incluso a conflictos”.

Advirtiendo que cuando los demás son presentados “de forma hostil, se esparcen semillas para un conflicto, que puede desembocar fácilmente en violencia, guerras e incluso en genocidios”, y que “en lugar de construir la unidad y la comprensión, los medios de comunicación pueden presentar de forma tan negativa a otros grupos sociales, étnicos y religiosos, fomentando así el miedo y el odio”, el Pontífice reitera la importancia de que estos medios promuevan la educación y el conocimiento para impulsar el diálogo y la paz.

Entre los modos con los que los medios de comunicación pueden acercar a los pueblos entre sí - uno muy importante - es el de impulsar una movilización rápida ante los desastres naturales, señala asimismo Juan Pablo II, destacando luego “el consuelo de ver la gran velocidad con la que la comunidad internacional ha respondido al reciente tsunami que ha provocado incalculables víctimas”. Pues “la rapidez con la que, en la actualidad, se propagan las noticias aumenta claramente la posibilidad de tomar a tiempo medidas prácticas para ofrecer la mayor ayuda posible. De este modo, los medios de comunicación pueden impulsar una inmensa cantidad de bien”.

En su Mensaje de este año para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, promovida por el Concilio Vaticano II, el Papa cita la recomendación, precisamente, del Decreto conciliar Inter Mirifica, “para el recto uso de estos medios, es absolutamente necesario que todos los que los utilizan conozcan las normas del orden moral en este campo y las lleven fielmente a la práctica”. (n. 4).

Ante todo, por lo tanto, “los comunicadores tienen el deber de poner en práctica en su propia vida los valores y conductas que están llamados a enseñar a los demás”, afirma el Santo Padre, recordando también la responsabilidad que los mismos tienen en la búsqueda del bien común de la familia humana y no de algunos grupos o naciones.

Modelo y ejemplo para todo comunicador es la Palabra de Dios hecha carne. Jesucristo, “nuestra paz; el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad” (Ef 2, 14). Éste es el ruego con el Juan Pablo II finaliza su Mensaje, para que “los hombres y mujeres de los medios de comunicación cumplan su cometido para derribar el muro de hostilidades que divide nuestro mundo, muro que separa a pueblos y naciones alimentando la incomprensión y la desconfianza. Con el fin de que sepan emplear los recursos que tienen a disposición para consolidar los vínculos de amistad y de amor que indican claramente el comienzo del Reino de Dios aquí en la tierra”.







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