Ruego del Papa en el Te Deum para “que el mundo entero obtenga el don de la paz”
Viernes, 31 dic (RV) «¡Salva a tu pueblo, Señor!», es la invocación que ha dirigido
Juan Pablo II, el pasado 31 de diciembre en la Basílica de San Pedro - «al finalizar
un año más, con profunda conciencia de la fugacidad del tiempo» - presidiendo el
tradicional Te Deum y la celebración de las vísperas de la Solemnidad de María Santísima
Madre de Dios.
El Santo Padre ha dirigido este ruego al Señor, por medio de María en la festividad
de su Maternidad divina, rogándole también a la Santa Madre del Redentor, que interceda
por nosotros, que nos acompañe en este pasaje de año y que «obtenga para Roma y para
el mundo entero el don de la paz».
Alabando y agradeciendo al Padre, porque en la plenitud del tiempo, ha mandado a su
Hijo, «no para juzgar al mundo, sino para salvarlos con inmenso amor», el Papa ha
puesto de relieve nuestra acción de gracias al Señor Jesús, nuestro Redentor, porque
ha querido «asumir de María, Madre siempre Virgen, nuestra naturaleza humana».
Alabanza y acción de gracias, que Juan Pablo II ha impulsado a dirigir asimismo al
Espíritu Santo Paráclito, porque nos hace «tomar conciencia de nuestra adopción filial
y nos enseña a dirigirnos a Dios llamándolo, Padre, ‘Abbá’».
En esta tradicional cita de fin de año, el Obispo de Roma ha dirigido un saludo cordial
al Cardenal Vicario, a los obispos auxiliares, a los sacerdotes, a las personas consagradas
y a todos los miembros del pueblo cristiano, así como a las autoridades civiles de
la región y de la misma capital italiana. Invitando a todos a agradecer al Señor por
la misericordia recibida, con el anhelo de que se cumplan los proyectos apostólicos
y las iniciativas de bien.