Audiencia General: Invitación del Papa a contribuir en la obra de solidaridad hacia
las poblaciones asiáticas
Miércoles, 29 dic (RV) Juan Pablo II dirigió el último miércoles del pasado año un
nuevo y apremiante llamamiento a todos los creyentes y a todos los hombres de buena
voluntad en favor de las poblaciones asiáticas víctimas de la descomunal catástrofe
que se registró el pasado domingo frente a la isla Indonesia de Sumatra.
Refiriéndose a las noticias que siguen llegando de Asia, que muestran cada vez más
la inmensidad de la espantosa catástrofe, que ha azotado de manera particular a la
India, Indonesia, Sri Lanka y Tailandia, el Papa hizo hincapié en la importancia de
impulsar la ayuda humanitaria.
Tras destacar que la comunidad internacional y muchas organizaciones humanitarias
se han movilizado rápidamente para los primeros auxilios, el llamamiento del Papa
señala que de la misma manera están procediendo numerosas instituciones caritativas
de la Iglesia. En el clima navideño de esos días, Juan Pablo II invitó a todos a contribuir
generosamente en esta gran obra de solidaridad hacia poblaciones ya duramente probadas
y expuestas ahora al riesgo de epidemias.
El Santo Padre aseguró su cercanía con el afecto y la oración, especialmente a aquellos
que están heridos y sin techo, mientras confió a la divina misericordia a las innumerables
personas que han pedido la vida. Sobre este tema habló para Radio Vaticano monseñor
Karel Kasteel, Secretario del Consejo Pontificio Cor Unum, para la promoción humana
y cristiana, encargado de la caridad del Papa.
En esta última audiencia general del 2004 participaron, en el Aula Pablo VI, más de
seis mil peregrinos provenientes de Polonia, República Checa, Estados Unidos de América,
Alemania, España e Italia.
A lo largo de este 2004, son más de dos millones doscientos mil los fieles que han
acudido a Roma para ver a Juan Pablo II y rezar con él en las audiencias Generales
- que han sido 48 - además de los encuentros particulares, de las celebraciones litúrgicas
y del rezo del Ángelus.
Con estos datos, la Prefectura Pontificia señala que en más de 26 años de Pontificado,
Juan Pablo II ha acogido a más de 17 millones y medio de fieles y peregrinos en 1160
audiencias generales.
El Pontífice reflexionó en la catequesis sobre el versículo de la primera carta del
apóstol San Pablo a los Hebreos que dice: “De una manera fragmentaria y de muchos
modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos
últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo”
Recordando que “en el tiempo de Navidad asumen singular elocuencia estas palabras
con las que inicia la carta a los Hebreos”, Juan Pablo II reiteró que “en la Noche
Santa, Dios ha dirigido a la humanidad de todos los tiempos y de todos los lugares
su Palabra definitiva de salvación. El Hijo Unigénito del Padre, haciéndose hombre,
ha puesto su morada entre nosotros. De esta manera se ha cumplido la espera del Mesías
anunciado por los profetas. La liturgia de este periodo es toda una meditación y una
profundización del misterio de la Encarnación”.
El Papa exhortó a permanecer ante el Nacimiento, pues “en esta tradicional representación
de la Natividad “el eterno y omnipotente Creador” nos habla por medio del Hijo, Señor
del universo que se ha hecho niño para encontrar al hombre, La Virgen María ha sido
la primera en acogerlo y a presentarlo al mundo. Junto a Ella está José, llamado a
ser, como Padre, el custodio del Redentor.
Completan la escena los ángeles, que proclaman alegres la “gloria de Dios” y anuncian
la “Paz a los hombres”, y los pastores, representantes de la gente sencilla y pobre
de la tierra. A ellos se unirán, dentro de unos días, los Magos, venidos de lejos
para adorar al Rey del universo, ha añadido el Santo Padre, poniendo de relieve luego
que la liturgia del tiempo navideño nos invita a correr alegres a la gruta de Belén
para encontrar a Jesucristo, nuestro Salvador: “¡Venid, fieles! ¡Venid, adoremos al
Señor Jesús!
Juan Pablo II exhortó a adorar al Señor Jesús, abriéndole las puertas del corazón,
para que nos acompañe ahora y a lo largo de todo el año que está por empezar.
La liturgia de estos días es una meditación sobre el misterio de la Encarnación. Ante
el tradicional Nacimiento, tratemos de escuchar a Dios, que nos habla por medio de
su Hijo, hecho niño para estar con nosotros. Junto con María, la primera en acogerlo,
con José, llamado a cuidar de Él como padre, y con los ángeles que festejan su venida,
los pastores y los Reyes Magos, abramos las puertas del corazón al Señor Jesús, para
que nos acompañe durante el Nuevo Año que comenzará en breve y durante toda la vida.
Como es tradicional el Santo Padre saludó en español a los fieles presentes en el
Aula Pablo VI:
“Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular al grupo de Palencia.
Invito a todos a invocar al Salvador del mundo, nacido en Belén. ¡Feliz Navidad!
¡Feliz Año Nuevo!”
Juan Pablo II, tras saludar en varias lenguas se dirigió a los jóvenes, a los enfermos
y a los recién casados. Que la luz de Cristo, les dijo, que en la Noche de Navidad
brilló sobre la humanidad, resplandezca sobre vosotros, e ilumine los pasos de vuestro
camino en el nuevo año.