Los medios que ofrece la ciencia no son suficientes para llegar a la esencia del hombre.
Sólo se llega a través del amor de Cristo
Martes, 14 dic (RV).- El Hijo de Dios, quien por nuestra salvación se hizo hombre,
os traiga la valentía de buscar la verdad de vosotros mismos en la luz de su amor
infinito. De esta forma se dirigió el Papa a los estudiantes al presidir esta tarde
en la Basílica de San Pedro, la tradicional celebración Eucarística para los universitarios
de los ateneos de Roma.
El Pontífice manifestó ante unos seis mil jóvenes presentes en la basílica de San
Pedro del Vaticano: "Vosotros, queridos universitarios, buscáis la verdad. Pero no
se llega a la esencia del hombre sólo con los medios que ofrece la ciencia en sus
diferentes disciplinas. Sabéis bien que sólo es posible descubrir hasta el fondo
la esencia del hombre, la verdad sobre nosotros mismos, sólo gracias al amor de Cristo".
El Santo Padre tuvo este tradicional encuentro con los estudiantes de los Ateneos
Romanos, que ha estado precedido por tres días de reflexión y oración en preparación
de la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia 2005. Las actividades habían iniciado
el pasado 11 de diciembre y se concluyeron esta tarde con la celebración presidida
por el Papa con la Misa celebrada por el cardenal Camilo Ruini, vicario del Pontífice
para la diócesis de Roma y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. La liturgia
fue animada por el Coro inter-universitario a los cuales se unieron 11 coros universitarios
de Roma. Estaban presentes también los Rectores de las Universidades de Roma e Italia
acompañando a los cerca de 10 mil estudiantes y 1.000 profesores.
¡Ven, oh Señor, la tierra te espera! La invocación que hemos repetido hace poco nos
introduce bien en el clima de Adviento – tiempo de espera y de esperanza- en el cual
se desarrolla esta anual celebración litúrgica con vosotros, queridos universitarios.
Con estas palabras el Santo Padre inició la homilía durante el encuentro con los universitarios
de esta tarde. El Papa les agradeció por el gesto de querer acompañar al Papa en la
espera de la venida del Señor en el misterio de la noche de Belén. “Gracias porque
como ‘centinelas de la mañana’ queréis velar – hoy, en estas semanas y en la vida
entera- para estar dispuestos a acoger al Señor que viene.
Más adelante, el Pontífice señaló que este es el Año de la Eucaristía y se está en
el momento de preparación de la Jornada Mundial de la Juventud en la que los jóvenes
están reflexionando sobre el tema “Eucaristía y verdad del hombre”. El Santo Padre
dijo que se trata de un tema exigente porque, en efecto, delante del Misterio eucarístico
se nos empuja a verificar la verdad de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestra
caridad.
No se puede permanecer indiferentes cuando Cristo dice: “Yo soy el pan vivo, bajado
del cielo”. En la conciencia surge inmediatamente la pregunta que Él nos pone: “¿creéis
que soy yo? ¿Lo creéis de verdad? A la luz de sus palabras: “Si alguno come de este
pan, vivirá eternamente, no podemos no interrogarnos sobre el sentido y el valor de
nuestro diario vivir.
Y ¿qué decir de la pregunta sobre el verdadero amor, cuando se meditan las palabras
del Señor: “¿El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”? Sí, en este pan,
el pan eucarístico, está encerrada la ofrenda de salvación de la vida que Cristo ha
ofrecido para la vida del mundo. Nos viene entonces en forma espontánea la pregunta:
“Y mi carne- es decir mi humanidad, mi existencia- es para alguien? Está colmada del
amor de Dios y de la caridad para el prójimo? O permanece aprisionada en el círculo
opresor del egoísmo?”.
“Vosotros, queridos universitarios, estad siempre en la búsqueda de la libertad. Pero
no se llega a la verdad del hombre solamente con los medios que ofrece la ciencia
en sus diversas disciplinas. Vosotros sabéis bien que es posible descubrir profundamente
la verdad del hombre, la verdad de nosotros mismos, solamente gracias a la mirada
plena del amor de Cristo. Y Él, el Señor, nos viene al encuentro en el misterio de
la Eucaristía. No dejéis por ello de buscarlo, descubriréis en sus ojos un reflejo
atrayente de la bondad y de la belleza que Él mismo ha derramado en sus corazones
con el don del Espíritu Santo. Este misterioso reflejo de su amor sea la luz que guíe
siempre vuestro camino.
He aquí el deseo que formulo con afecto a cada uno de vosotros, queridos hermanos
y hermanas, al acercarse la Santa Navidad, ha concluido Juan Pablo II. El Hijo de
Dios, quien por nuestra salvación se hizo hombre, os traiga la valentía de buscar
la verdad de vosotros mismos en la luz de su amor infinito! Nuestro Redentor está
a la puerta, salid a su encuentro.
En el marco de la celebración eucarística en la Basílica de San Pedro, el Santo Padre
ha entregado el Icono peregrino de María, ‘Sede Sapientiae’, a una delegación de Polonia.
Una cita tradicional, por estas fechas, que desde el Año 2.000 cuenta con la presencia
del Icono de María, ‘Sede Sapientiae’, la misma imagen de la Virgen que Juan Pablo
II entregó a la comunidad universitaria y que, desde el Jubileo de las universidades,
empezando el año 2001 por Grecia y la Federación Rusa, ha peregrinado por los ateneos
de España y Ucrania, en 2002; de Perú, Chile, Ecuador y Eslovaquia, el año siguiente,
y de Italia, Irlanda y Gran Bretaña en este 2004.
Esta tarde, Juan Pablo II ha entregado el icono de María, ‘Sede Sapientiae’ a una
delegación de estudiantes de Polonia para que peregrine, a lo largo de este año, por
varias universidades polacas.