2004-12-15 10:57:48

Los medios que ofrece la ciencia no son suficientes para llegar a la esencia del hombre. Sólo se llega a través del amor de Cristo


Martes, 14 dic (RV).- El Hijo de Dios, quien por nuestra salvación se hizo hombre, os traiga la valentía de buscar la verdad de vosotros mismos en la luz de su amor infinito. De esta forma se dirigió el Papa a los estudiantes al presidir esta tarde en la Basílica de San Pedro, la tradicional celebración Eucarística para los universitarios de los ateneos de Roma.

El Pontífice manifestó ante unos seis mil jóvenes presentes en la basílica de San Pedro del Vaticano: "Vosotros, queridos universitarios, buscáis la verdad. Pero no se llega a la esencia del hombre sólo con los medios que ofrece la ciencia en sus diferentes disciplinas. Sabéis bien que sólo es posible descubrir hasta el fondo la esencia del hombre, la verdad sobre nosotros mismos, sólo gracias al amor de Cristo".

El Santo Padre tuvo este tradicional encuentro con los estudiantes de los Ateneos Romanos, que ha estado precedido por tres días de reflexión y oración en preparación de la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia 2005. Las actividades habían iniciado el pasado 11 de diciembre y se concluyeron esta tarde con la celebración presidida por el Papa con la Misa celebrada por el cardenal Camilo Ruini, vicario del Pontífice para la diócesis de Roma y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. La liturgia fue animada por el Coro inter-universitario a los cuales se unieron 11 coros universitarios de Roma. Estaban presentes también los Rectores de las Universidades de Roma e Italia acompañando a los cerca de 10 mil estudiantes y 1.000 profesores.

¡Ven, oh Señor, la tierra te espera! La invocación que hemos repetido hace poco nos introduce bien en el clima de Adviento – tiempo de espera y de esperanza- en el cual se desarrolla esta anual celebración litúrgica con vosotros, queridos universitarios.

Con estas palabras el Santo Padre inició la homilía durante el encuentro con los universitarios de esta tarde. El Papa les agradeció por el gesto de querer acompañar al Papa en la espera de la venida del Señor en el misterio de la noche de Belén. “Gracias porque como ‘centinelas de la mañana’ queréis velar – hoy, en estas semanas y en la vida entera- para estar dispuestos a acoger al Señor que viene.

Más adelante, el Pontífice señaló que este es el Año de la Eucaristía y se está en el momento de preparación de la Jornada Mundial de la Juventud en la que los jóvenes están reflexionando sobre el tema “Eucaristía y verdad del hombre”. El Santo Padre dijo que se trata de un tema exigente porque, en efecto, delante del Misterio eucarístico se nos empuja a verificar la verdad de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestra caridad.

No se puede permanecer indiferentes cuando Cristo dice: “Yo soy el pan vivo, bajado del cielo”. En la conciencia surge inmediatamente la pregunta que Él nos pone: “¿creéis que soy yo? ¿Lo creéis de verdad? A la luz de sus palabras: “Si alguno come de este pan, vivirá eternamente, no podemos no interrogarnos sobre el sentido y el valor de nuestro diario vivir.

Y ¿qué decir de la pregunta sobre el verdadero amor, cuando se meditan las palabras del Señor: “¿El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”? Sí, en este pan, el pan eucarístico, está encerrada la ofrenda de salvación de la vida que Cristo ha ofrecido para la vida del mundo. Nos viene entonces en forma espontánea la pregunta: “Y mi carne- es decir mi humanidad, mi existencia- es para alguien? Está colmada del amor de Dios y de la caridad para el prójimo? O permanece aprisionada en el círculo opresor del egoísmo?”.

“Vosotros, queridos universitarios, estad siempre en la búsqueda de la libertad. Pero no se llega a la verdad del hombre solamente con los medios que ofrece la ciencia en sus diversas disciplinas. Vosotros sabéis bien que es posible descubrir profundamente la verdad del hombre, la verdad de nosotros mismos, solamente gracias a la mirada plena del amor de Cristo. Y Él, el Señor, nos viene al encuentro en el misterio de la Eucaristía. No dejéis por ello de buscarlo, descubriréis en sus ojos un reflejo atrayente de la bondad y de la belleza que Él mismo ha derramado en sus corazones con el don del Espíritu Santo. Este misterioso reflejo de su amor sea la luz que guíe siempre vuestro camino.

He aquí el deseo que formulo con afecto a cada uno de vosotros, queridos hermanos y hermanas, al acercarse la Santa Navidad, ha concluido Juan Pablo II. El Hijo de Dios, quien por nuestra salvación se hizo hombre, os traiga la valentía de buscar la verdad de vosotros mismos en la luz de su amor infinito! Nuestro Redentor está a la puerta, salid a su encuentro.

En el marco de la celebración eucarística en la Basílica de San Pedro, el Santo Padre ha entregado el Icono peregrino de María, ‘Sede Sapientiae’, a una delegación de Polonia. Una cita tradicional, por estas fechas, que desde el Año 2.000 cuenta con la presencia del Icono de María, ‘Sede Sapientiae’, la misma imagen de la Virgen que Juan Pablo II entregó a la comunidad universitaria y que, desde el Jubileo de las universidades, empezando el año 2001 por Grecia y la Federación Rusa, ha peregrinado por los ateneos de España y Ucrania, en 2002; de Perú, Chile, Ecuador y Eslovaquia, el año siguiente, y de Italia, Irlanda y Gran Bretaña en este 2004.

Esta tarde, Juan Pablo II ha entregado el icono de María, ‘Sede Sapientiae’ a una delegación de estudiantes de Polonia para que peregrine, a lo largo de este año, por varias universidades polacas.







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