Audiencia general: agradecimiento del Papa hacia cuantos tutelan la vida humana y
apoyan a la familia fundada en el matrimonio
Miércoles, 15 dic (RV).- En la audiencia general el Papa ha vuelto a manifestar su
agradecimiento a cuantos tutelan la vida humana y apoyan a la familia fundada en el
matrimonio.
En la catequesis de hoy el Santo Padre ha abordado el segundo movimiento poético y
espiritual del Salmo 71, Reino de paz y de bendición, dedicado a la figura gloriosa
del rey Mesías.
Este miércoles, el Santo Padre Juan Pablo II ha reflexionado, en su catequesis sobre
el Salmo 71, Reino de Paz y bendición. También hoy la audiencia se ha desarrollado
en dos lugares. A las 10 y cuarto el Papa se ha reunido con los jóvenes y universitarios
italianos en la Basílica de san Pedro. Después a las 10 y media en el Aula Pablo VI,
ha encontrado a los demás peregrinos presentes en Roma.
A los italianos y jóvenes presentes en la Basílica Vaticana, Juan Pablo II les ha
recordado que el Adviento es tiempo de oración y de espera, que nos prepara para la
Navidad, en el que está particularmente presente María, la Virgen de la esperanza.
A Ella os confío a todos, para que podáis prepararos a recibir a Cristo que viene
a realizar su Reino de amor, de justicia y de paz.
La Liturgia de las Vísperas, ha comenzado diciendo Juan Pablo II en su catequesis,
en el Aula Pablo VI, que estamos siguiendo a través de la serie de sus Salmos, nos
propone en dos etapas distintas el Salmo 71, un himno real-mesiánico. En esta catequesis,
el Papa ha abordado el segundo movimiento poético y espiritual dedicado a la figura
gloriosa del rey Mesías, el primero ya lo había comentado. Pero, ha señalado que el
final de los dos últimos versículos es, en realidad, una añadidura litúrgica sucesiva
al Salmo.
Se trata, en efecto, de una breve pero intensa bendición que debía sigilar el segundo
de los cinco libros en los que la tradición judaica había subdividido la recogida
de los 150 Salmos: este segundo libro, ha recordado el Papa, comenzaba con el Salmo
41, el de la sierva sedienta, símbolo luminoso de la sed espiritual de Dios. Ahora
es un canto de esperanza en una era de paz y de justicia para concluir aquella secuencia
de Salmos y las palabras de la bendición final son una exaltación de la presencia
eficaz del Señor tanto en la historia de la humanidad, donde “realiza prodigios”,
como en el universo creado colmado por su gloria.
Como ya aparecía en la primera parte del Salmo, el elemento decisivo para reconocer
la figura del rey mesiánico es, sobre todo, la justicia y su amor por los pobres.
Estos tienen como punto de referencia y manantial de esperanza solamente a él, en
cuanto es el representante visible de su único defensor y patrono, Dios. Seguidamente
el Papa ha aludido a la historia del Antiguo Testamento, para señalar que la mirada
del Salmista se dirige a un rey justo, perfecto, encarnado por el Mesías.
El Señor es el “rescatador-redentor” primario que trabaja de manera visible a través
del rey-Mesías, tutelando “la vida y la sangre” de los pobres, sus protegidos. Ahora,
“vida” y “sangre” son la realidad fundamental de la persona, es la representación
de los derechos y de la dignidad de cada ser humano, derechos muchas veces violados
por los poderosos y por los prepotentes de este mundo.
Juan Pablo II ha recordado en su catequesis en italiano, que el Salmo 71 finaliza,
en su redacción original, antes de la antífona final a la que ya se ha aludido, con
una aclamación en honor del rey-Mesías. Es semejante a un sonido de trompa que acompaña
un coro de felicitaciones y de deseos para el soberano, por su vida, por su bienestar,
por su bendición, por su permanencia en su recuerdo por los siglos, realizado con
un estilo propio de corte.
Según una característica de los himnos mesiánicos, toda la naturaleza está comprometida
en una transformación que es ante todo social: el trigo de la mies será tan abundante
que será como un mar de espigas que ondean hasta las cimas de los montes. Ésta es
la señal de la bendición divina que se difunde con plenitud sobre una tierra pacificada
y serena.
El Papa ha finalizado su catequesis evocando, como hace en sus reflexiones de los
miércoles, a un Padre de la Iglesia. En el rostro de este rey-Masías la tradición
cristiana ha intuido el retrato de Jesucristo. En su exposición sobre el Salmo 71,
san Agustín, volviendo a leer el canto en clave cristológica, explica que los míseros
y los pobres a los que Cristo sale en su auxilio son “los pueblos de los que creen
en él”.
Este ha sido el resumen, que de la catequesis del Santo Padre en español para los
peregrinos de nuestra lengua presentes en el Aula Pablo VI, realizado por un prelado
de la Secretaría de Estado:
Queridos hermanos y hermanas:
El Salmo que hemos escuchado nos invita a profundizar en el significado del tiempo
litúrgico que estamos viviendo durante el Adviento. Se trata de un canto real, en
el que se presenta el modelo del soberano justo, piadoso y defensor de los pobres
y oprimidos.
La tradición cristiana ha descubierto en el rostro misericordioso de este rey-Mesías
el retrato de Jesucristo, el Hijo de la Virgen María, el Salvador esperado.
Con el nacimiento de Jesús en Belén se realiza, pues, la gran promesa hecha por el
Señor a Abraham: “Que él sea la bendición de todos los pueblos”
Éste ha sido el saludo del Santo Padre en español para los peregrinos que han participado
en la Audiencia General.
Saludo con afecto a los fieles de lengua española, en particular a los sacerdotes
del Colegio Pontificio Pío Latinoamericano, a la Universidad Católica “Cecilio Acosta”
de Maracaibo, a la Estudiantina de la Universidad Autónoma de Querétaro, así como
a los peregrinos españoles de Valladolid. Que el Señor conceda a todos una feliz Navidad
y un Año Nuevo lleno de amor y de paz. Muy agradecido por vuestra presencia.
Juan Pablo II tras haber saludado en varias lenguas se ha dirigido a una Delegación
del Consejo Regional italiano de la Puglia, manifestándoles su complacencia por el
compromiso profuso en la tutela de la vida humana y en el apoyo a la familia fundada
en el matrimonio. Finalmente ha agradecido a los enfermos y a los recién casados su
participación en este encuentro, y les ha deseado a todos que lleguen a la solemne
fiesta de Navidad con un corazón vigilante y preparado para acoger al Redentor.