2004-11-30 19:36:38

“Los cristianos, católicos y ortodoxos, deben ir más allá de las sospechas y rumores y reconocerse recíprocamente como cristianos”. La reflexión del Cardenal Walter Kasper en su saludo al Patriarca de Constantinopla, durante la ceremonia que se celebró en la Catedral de San Jorge, con ocasión de la fiesta de San Andrés, Patrono del Patriarcado.


Martes, 30 nov (RV)- “Los cristianos, católicos y ortodoxos, deben ir más allá de las sospechas y rumores y reconocerse recíprocamente como cristianos”, siendo conscientes de que la plena unidad a la cual están llamados tiene sus raíces en la bimilenaria experiencia de fe nacida del Evangelio.

Esta fue la reflexión del Cardenal Walter Kasper, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, en su saludo al Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, durante la ceremonia que se celebró en la Catedral de San Jorge en Constantinopla este martes, con ocasión de la fiesta de San Andrés, Patrono del Patriarcado.

Tradicionalmente, la celebración litúrgica ortodoxa cuenta todos los años con la presencia de representantes de la Santa Sede, pero este año la solemnidad ha tenido un significado particular, pues tuvo lugar unos días después de la solemne celebración en la Basílica de San Pedro, en la que el Santo Padre Juan Pablo II le entregó al Patriarca Bartolomé I las reliquias de San Gregorio Nacianceno y San Juan Crisóstomo.

No se trató de “un simple don o un signo de amistad meramente humana”, subrayó en su saludo al Patriarca el Cardenal Kasper, quien agregó que se trata de “las reliquias de dos Testigos profundamente venerados y de dos Maestros de nuestra fe común, pertenecientes al primer milenio. Una fe –precisó el Purpurado- a la cual Oriente y Occidente han permanecido fieles en el segundo milenio y que estamos llamados por nuestro común Señor Jesucristo a testimoniar juntos en el tercer milenio”.

En este sentido, el Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos subrayó que “lo que nos une es mucho más que una comunión humana, es una comunión de fe, que Juan Crisóstomo y Gregorio Nacianceno confesaron y proclamaron valientemente, y por la cual combatieron y sufrieron”.

Sin embargo –prosiguió el Cardenal Kasper-, “somos conscientes” de que la comunión entre cristianos y ortodoxos expresada por las reliquias “no es aún una comunión plena”. Y por ello dijo que “al dar gracias a Dios debemos reforzar nuestra voluntad de progresar en el camino hacia la plena comunión”, y reactivar lo más pronto posible el diálogo teológico internacional, que –recordó- el Patriarca Bartolomé I ha apoyado desde sus inicios”.

“Muchos cristianos, y especialmente el Papa Juan Pablo II –concluyó el Purpurado- nutren el deseo sincero de que esta celebración nos anime a profundizar la comprensión recíproca, con la ayuda de Dios y la intercesión de María, Madre de Dios, y de los dos Santos Padres de la Iglesia, de los que veneramos las reliquias”, considerando particularmente “que ambos fueron grandes promotores de paz”.








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