2004-11-26 14:48:59

En su discurso a los Obispos estadounidenses, en Visita "ad Limina Apostolorum", el Papa reflexionó sobre el ejercicio del ministerio episcopal, con atención especial a la relación del obispo diocesano con sus sacerdotes


CIUDAD DEL VATICANO, 26 NOV 2004 (RV). Juan Pablo II ha recibido esta mañana a los prelados de la novena región de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, a quienes ha dirigido un discurso reflexionando sobre el ejercicio del ministerio episcopal, con atención especial a la relación del obispo diocesano con sus sacerdotes.

Hablando sobre la unidad del presbiterio en torno al propio obispo, el Papa ha subrayado que esta comunión espiritual y jerárquica “es una de las obligaciones primarias y esenciales de cada obispo". De hecho el Concilio Vaticano II exhorta a los obispos a estar particularmente atentos al bienestar de los propios sacerdotes, como si fueran sus propios hijos. El Pontífice se ha mostrado convencido de que la forma más eficaz de promover esta unión es el compromiso, conjunto y constante, con la vida y la misión de cada iglesia particular.

Junto al espíritu de comunión, “el obispo es también responsable de cultivar en el seno del presbiterio un sentido de corresponsabilidad en el gobierno de la Iglesia local”. Otro objetivo fundamental del gobierno de los obispos –ha recordado el Papa a los obispos estadounidenses- debe ser el de animar y coordinar el trabajo pastoral llevado a cabo en la amplia red de parroquias e instituciones relacionadas que conforman la Iglesia local.

En este contexto, el Pontífice ha indicado que la renovación de la vida eclesial en el servicio a la nueva evangelización debe comenzar por la revitalización de la comunidad parroquial, centrada en la oración del Evangelio y en la celebración de la Eucaristía.

En cuanto a las vocaciones, Juan Pablo II ha resaltado que “nadie puede negar que el declive de las vocaciones sacerdotales represente un difícil reto para la Iglesia de Estados Unidos, que no puede ser ignorado ni retrasado”. Para ello el Pontífice ha sugerido a los prelados estadounidenses la organización anual de una “jornada de oración para las vocaciones sacerdotales” y también prestar atención particular a la preparación impartida en los seminarios.

En este sentido el Papa ha recomendado que esta preparación no se limite a la transmisión de una correcta visión teológica a los futuros sacerdotes, sino que se amplíe con el compromiso de un testimonio espiritual y la búsqueda de la santidad unidas a una dedicación altruista al propio rebaño.








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