El arzobispo Migliore pide a los miembros de la ONU alcanzar “un desarrollo con rostro
humano”
Para eliminar numerosos conflictos violentos que amenazan las esperanzas de alcanzar
la aplicación y el respeto de los derechos económicos y sociales, es importante alentar
el compromiso de los países miembros de Naciones Unidas en favor de «un desarrollo
con el rostro humano», «forjando los lazos entre los derechos humanos y el mismo desarrollo
y reconociendo las libertades fundamentales y la igualdad ante la ley». Es la exhortación
que ha dirigido, ante la Asamblea General de la ONU, el observador permanente de la
Santa Sede ante las Naciones Unidas.
El arzobispo Celestino Migliore, intervino,
en Nueva York, ante la Asamblea General de la ONU dedicada a enfocar los resultados
de la Cumbre del Milenio, que se celebró en septiembre de 200 y en la que 171 gobiernos
del Hemisferio Norte y Sur firmaron la Declaración del Milenio. El prelado reconoció
los progresos cumplidos para conseguir los Objetivos establecidos y el esmero de algunos
países en «poner en marcha un proceso significativo de desarrollo económico, permitiéndose
pagar por sí mismos el coste económico de los Objetivos de Desarrollo».
Sin
embargo, el observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas lamentó
que «la escasa ayuda económica y las condiciones económicas internacionales no han
permitido todavía a los países más pobres conseguir las metas más importantes en el
ámbito de la educación, la sanidad y el acceso al agua y los servicios higiénicos».
Poniendo
de relieve que «el total de la ayuda oficial ha sido muy inferior al 0,7 por ciento
de la renta nacional, según lo establecido en el acuerdo fijado hace tiempo», Mons.
Migliore lamentó asimismo que «la capacidad de los países más pobres - que se encuentran
sobre todo en África - de conseguir beneficios fiscales y de exportación no prospera
debido a la subvención a la exportación de los países ricos y a las tarifas impuestas
a las exportaciones africanas», que llegan a ser incluso hasta «diez veces superiores
a las de las mercancías que circulan en los países de la Organización de Cooperación
y Desarrollo Económicos (OCDE)».
El arzobispo Celestino Migliore finalizó su
intervención expresando el anhelo de la Santa Sede de que «las Naciones Unidas asuman
un liderazgo iluminado» que contribuya «a garantizar la realización de las ideas nuevas
e importantes, en lugar de que éstas queden relegadas en el olvido». El Nuncio exhortó
también a que «se tomen iniciativas para que la acción de las autoridades nacionales
e internacionales sea más consistente y efectiva».