Mons. Rylko: el laicado español debe liberarse del complejo de inferioridad
En el marco del Congreso de Apostolado Seglar realizado el fin de semana pasado en
Madrid, el Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, Mons. Stanislaw Rylko,
pidió al laicado español “liberarse del complejo de inferioridad para ser atrevidamente
vosotros mismos” y “mantener una presencia decisiva e incisiva en la sociedad”. El
Arzobispo pidió a los cristianos que no se dejen “domesticar por el conformismo de
la cultura dominante” y que no permitan que nadie les convierta en una “minoría marginal
e irrelevante”. “Es hora de que los cristianos despertemos de nuestro letargo y seamos
sal y luz del mundo”.
Mons. Rylko también condenó “el intento de neutralizar
la presencia cristiana” en Europa. “La cultura del pensamiento débil genera personalidades
frágiles, fragmentadas, incoherentes”, dijo. “En la actual sociedad pluralista toda
expresión explícita de la propia identidad cristiana viene etiquetada como fundamentalismo
o integrismo. Por ello, la fe se convierte en un hecho rigurosamente confinado a la
esfera de la vida privada”. El presidente del dicasterio de los Laicos afirmó que
“la cultura dominante está repleta de fuertes prejuicios anticristianos” y que “la
sociedad moderna quiere hacernos invisibles, porque somos incómodos”. Para el arzobispo
Stanislaw Rylko el horizonte que se abre hoy a los ojos de los cristianos en Europa
es precisamente éste: “Europa como tierra de misión”. “La nueva evangelización de
nuestro continente es una tarea urgente, que debe correr a cargo de los mismos cristianos
europeos”. “A nadie le es lícito permanecer ocioso”. Y el retrato del cristiano laico
que tanto la Iglesia en Europa como la misma Europa necesitan con extrema urgencia,
según el prelado, tiene que tener tres rasgos fundamentales. El primero “una identidad
clara y firme”. Para un cristiano - como el Papa nos recuerda – “ser uno mismo” es
fundamental. “El cristianismo es una Persona, la persona viva de Cristo que hay que
encontrar y acoger en la propia vida”.
La segunda peculiaridad que debería
caracterizarlo es la “audacia de una presencia visible e incisiva en la sociedad”;
la audacia de ser verdaderamente «levadura evangélica», «sal y luz» del mundo. Se
necesita el coraje de una presencia visible e incisiva en el mundo. La tercera y última
peculiaridad del retrato del cristiano laico, para Mons. Rylko es “el sentido de la
pertenencia eclesial”. Las asociaciones laicales, los movimientos eclesiales y las
nuevas comunidades son de importancia vital para la Iglesia en los albores del nuevo
milenio. El Papa, gran e incansable promotor de esta “nueva época asociativa”, reclama
el renacimiento de beneméritas asociaciones laicales presentes en la Iglesia desde
antaño. Porque las asociaciones, los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades
son verdaderos “laboratorios de la fe” y escuelas de santidad y de comunión.