De María Cecilia Mutual
“Ser fieles comporta la capacidad de cambiar”: es la afirmación del Papa Francisco en el video mensaje enviado al 7° Festival de la Doctrina Social de la Iglesia, iniciado esta tarde en Verona con el tema: “Fidelidad es cambio”.
En el video mensaje el Santo Padre se centra en la figura de Abram - quien, para ser fiel a Dios, tuvo que cambiar - para explicar cómo “la Palabra de Dios ayuda a distinguir las dos caras del cambio: la primera, es la confianza, la esperanza, a apertura a lo nuevo; la segunda, es la dificultad de dejar las seguridades para ir al encuentro de lo desconocido”.
Francisco propone además una pregunta: ¿qué sucede si se mantiene la fidelidad a Dios y al hombre? Y destaca que siendo fieles a Dios se abren horizontes y se inicia un proceso, mientras que fidelidad al hombre significa salir de sí mismos para encontrar a la persona concreta y abrir los ojos y el corazón a los pobres, a los enfermos, a quienes no tienen trabajo, a los tantos heridos por la indiferencia y por una economía que descarta y mata.
“De esta manera – asegura el Pontífice – la fidelidad a Dios y la fidelidad al hombre convergen en un movimiento dinámico que toma la forma del cambio de nosotros mismos y del cambio de la realidad, superando inmovilismos y conveniencias, creando espacios y trabajo para los jóvenes y para su futuro”.
Es a través de la ampliación del propio servicio, de la participación de los otros en nuestros proyectos, en el dilatar los espacios de la creatividad que, según el Papa, se acoge “el desafío del cambio, precisamente para permanecer fieles a Dios y al hombre". “Es la fidelidad el camino que pone en marcha procesos y no permite que nos detengamos en los lugares que nos defienden de toda creatividad”, asegura el Papa.
Finalizando el video mensaje, el Santo Padre saluda fraternalmente al Obispo de Verona, Mons. Zenti y a todos los que colaboran en la realización de este Festival de la Doctrina Social, expresando también su deseo para “esta iniciativa contribuya a animar y sostener la misión evangelizadora de la Iglesia en el mundo del trabajo, de la economía y de la política”.
Texto completo del video mensaje
Queridos hermanos y hermanas,
saludo a todos ustedes, participantes en el 7° Festival de la Doctrina Social de la Iglesia que este año tiene por título “Fidelidad es cambio”. Esta expresión, que intencionalmente suscita una cierta “sorpresa” lógica, nos lleva a considerar que, en la realidad, ser fieles comporta la capacidad de cambiar.
Pensemos en la experiencia de Abram, que la Biblia nos muestra como modelo de fe. Cuando era ya anciano, Dios le dijo: “Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré. Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición” (Gen. 12,1-2).Para ser fiel, Abram tuvo que cambiar, partir. La Palabra de Dios nos ayuda a distinguir las dos caras del cambio: la primera es la confianza, la esperanza, a apertura a lo nuevo; la segunda es la dificultad de dejar las seguridades para ir al encuentro de lo desconocido. En efecto, nos hace sentir más tranquilos quedarnos en nuestro recinto, conservar, repetir palabras y gestos siempre – esto nos hace sentir más seguros – más que salir, partir y comenzar nuevos procesos.
Preguntémonos entonces qué sucede si mantenemos nuestra fidelidad a Dios y al hombre. Hemos visto en la historia de Abram el efecto de la llamada del Señor: le cambió radicalmente la vida, lo hizo entrar en una historia nueva, le abrió horizontes inesperados, con cielos nuevos y tierras nuevas. Cuando se responde a Dios se activa siempre un proceso: sucede algo inédito que nos lleva donde nosotros no hubiéramos jamás imaginado. Es importante esto: se activa siempre un proceso, se sigue adelante, no se ocupan los espacios, se inician procesos.
Fidelidad al hombre significa salir de sí mismos para encontrar a la persona concreta, su rostro, su necesidad de ternura y misericordia, para hacerla salir del anonimato, de las periferias de la existencia. Fidelidad al hombre significa abrir los ojos y el corazón a los pobres, a los enfermos, a quienes no tienen trabajo, a los tantos heridos por la indiferencia y por una economía que descarta y mata, abrirse a los prófugos en fuga de la violencia y de la guerra. Fidelidad significa vencer la fuerza centrípeta de los propios intereses, intereses egoístas, y hacer lugar a la pasión por el otro, rechazar la tentación de la desesperación y tener viva la llama de la esperanza.
De esta manera la fidelidad a Dios y la fidelidad al hombre convergen en un movimiento dinámico que toma la forma del cambio de nosotros mismos y del cambio de la realidad, superando inmovilismos y conveniencias, creando espacios y trabajo para los jóvenes y para su futuro. Porque el cambio es saludable no sólo cuando las cosas van mal, sino también cuando todo funciona bien y estamos tentados en descansar en los resultados alcanzados. Ampliar nuestro servicio, hacer partícipes a otros de nuestros proyectos, dilatar los espacios de la creatividad significa acoger el desafío del cambio precisamente para permanecer fieles a Dios y al hombre. Parece una contradicción pero la fidelidad es este camino que pone en marcha procesos y no permite que nosotros nos detengamos en los lugares, lugares que nos defienden de toda creatividad, espacios que al final van en el sentido del “se ha hecho siempre así”.
Enviándoles este breve mensaje, dirijo un saludo fraterno a Su Excelencia Mons. Zenti, Obispo de Verona, ciudad que acoge el Festival de la Doctrina Social de la Iglesia, a Don Vincenzi y a todos los colaboradores, los relatores y los voluntarios. Deseo que esta iniciativa contribuya a animar y sostener la misión evangelizadora de la Iglesia en el mundo del trabajo, de la economía y de la política.
Los bendigo, y les pido por favor que recen por mí. ¡Gracias!
(Traducción de María Cecilia Mutual)
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