2017-04-06 13:06:00

«Reforma de las mentalidades», prof. Rafael Luciani


(RV).- En el programa "El pensamiento teológico y pastoral de Papa Francisco" de esta semana, el profesor Rafael Luciani - teólogo venezolano y profesor de la escuela de Teología y Ministerio en Boston College- hablará sobre "la reforma de las mentalidades" , es decir, el paso del poder eclesial a una Iglesia pobre y para los pobres. 

"El complejo del elegido". Con estas palabras Francisco se refiere al origen de lo que él denomina "la patología del poder eclesial". Se trata de una actitud que nace en las casas de formación de clérigos y religiosos, se extiende por las parroquias y se fortalece con estilos de vida no acordes con la dimensión profética del ministerio eclesial.

Hablando de las estructuras eclesiales, Rafael Tello, uno de los fundadores de la Teología del Pueblo, explica como se ha ido formando una «cultura eclesial» a partir de la «pertenencia a parroquias o capillas, la adscripción a asociaciones u obras pías, el modo de organizar el año litúrgico, el culto público o la recepción de los sacramentos, el modo de orar y gran parte de las oraciones que se emplean, las obras penitenciales, etc.».

Este modo de vivir la fe, encerrada en pequeños núcleos o burbujas de cultura eclesial, ha conducido en los últimos años, y especialmente en las nuevas generaciones, a una crisis de sentido cuya verdadera raíz se encuentra en la propia transmisión de la fe, en sus modos, contenidos y perspectivas, que no saben responder alternativamente, a la crisis actual del sujeto en búsqueda de sentido. Es un modelo de cultura eclesial que se preocupa por la conquista y conservación de espacios religiosos (Aparecida), pero no conecta realmente con los padecimientos y esperanzas del hombre concreto en su historia secular.

En 1981 Lucio Gera, fundador de la Teología del Pueblo, ofrece una conferencia organizada por Caritas de Buenos Aires, donde sostiene que «la crisis del mundo actual se manifiesta en una crisis de las instituciones y estructuras, que no comunican una suficiente sabiduría». Por tanto, toda reforma de las estructuras, exigirá un cambio de ciertos estilos dominantes de vivir la fe. En fin, exige una reforma de las mentalidades.

En el Encuentro con el Comité de Coordinación del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), el 28 de julio de 2013 en Río de Janeiro, Francisco se refirió a las tentaciones que nacen de esta cultura eclesial erigida como modo absoluto de vivir el cristianismo, dando primacía a lo disciplinar, a lo jurídico, al cumplimiento formal y a la mera pertenencia a la institución sin la necesidad de los vínculos sociales. Esto hace que sus miembros corran el riesgo de quedar reducidos a un «círculo cerrado donde la pertenencia al grupo clerical es más importante que el cuerpo eclesial mismo en su conjunto».

En su mensaje de 2014 a la Curia, Francisco presentó una breve descripción fenomenológica de los elementos enfermizos y estilos de vida cristiana deformados que han venido conformando el ámbito de la cultura eclesial, y que deben superarse. Destacamos algunos de los 14 puntos a los que Francisco se refiere:

1. «La enfermedad de sentirse “inmortal”, “inmune” o incluso “indispensable” descuidando los necesarios y habituales controles (…). El antídoto a esta epidemia es la gracia de sentirnos pecadores y de decir con todo el corazón: “Somos siervos inútiles. Hemos hecho lo que teníamos que hacer” (Lc 17,10)».

2. «La enfermedad del “martalismo” (en referencia a Marta), de la excesiva laboriosidad: es decir de aquellos que se sumergen en el trabajo descuidando, inevitablemente, “la parte mejor”: sentarse al pie de Jesús… (cfr Lc 10, 38-42)».

3. «La enfermedad de la “fosilización mental y espiritual”… Es la enfermedad de quienes pierden “los sentimientos de Jesús…” (cfr. Fil 2,5-11) porque su corazón, con el pasar del tiempo, se endurece y se convierte en incapaz de amar incondicionadamente al Padre y al prójimo… (cfr. Mt 22, 34-40)».

4. «La enfermedad de la excesiva planificación y del funcionalismo… Se cae en esta enfermedad porque siempre es más fácil y cómodo permanecer en las propias posturas estáticas e inmutables. En realidad, la Iglesia se muestra fiel al Espíritu Santo en la medida en que no tiene la pretensión de regularlo y de domesticarlo».

5. «La enfermedad de la mala coordinación… cuando los miembros pierden la comunión entre ellos y el cuerpo pierde su armonioso funcionamiento».

6. «La enfermedad del Alzheimer espiritual… una disminución progresiva de las facultades espirituales».

7. «La enfermedad de la rivalidad y de la vanagloria… cuando la apariencia, los colores de la ropa o las medallas honoríficas se convierten en el primer objetivo de la vida… “enemigos de la Cruz de Cristo” porque se jactan de aquello que tendrían que avergonzarse y no piensan más que en las cosas de la tierra… (Fil 3,19)».

8. «La enfermedad de la esquizofrenia existencial… de los que viven una doble vida, fruto de la hipocresía típica del mediocre y del progresivo vacío espiritual…».

9. «La enfermedad de los chismes, de las murmuraciones y de las habladurías…».

10. «La enfermedad de divinizar a los jefes… de los que cortejan a los superiores, esperando obtener su benevolencia. Son víctimas del carrerismo y del oportunismo, honran a las personas y no a Dios… (cfr Mt 23-8.12)».

11. «La enfermedad de la indiferencia hacia los demás…».

12. «La enfermedad de la cara de funeral… El apóstol debe esforzarse para ser una persona cortés, serena, entusiasta y alegre que transmite felicidad en donde se encuentra…».

13. «La enfermedad de la acumulación… cuando el apóstol trata de llenar un vacío existencial en su corazón acumulando bienes materiales, no por necesidad, sino solo para sentirse seguro». 

14. «La enfermedad de los círculos cerrados en donde la pertenencia al grupito se vuelve más fuerte que la pertenencia al Cuerpo y, en algunas situaciones, a Cristo mismo». 


Esta serir de actitudes hace que la Institución eclesial se reduzca a un "círculo cerrado donde la pertenencia al grupo clerical es más importante que el cuerpo eclesial mismo en su conjunto, creando así una grave separación entre laicado y sacerdocio ministerial" (Discurso, 22-12-2014) que se expresa en el ejercicio de una tiranía pastoral o administrativa centrada en el sacerdote. Si esto no se entiende bien, deriva en el llamado "clericalismo".

 El clericalismo es una deformación del poder eclesiástico que produce una "esquizofrenia existencial", o pérdida del contacto con la realidad. Es un estilo de vida que favorece la "mediocridad ministerial" porque "se vive un seguimiento de Jesús sin renuncia, una oración sin encuentro, una vida fraterna sin comunión, una obediencia sin confianza y una caridad sin trascendencia" (Homilía, 2-2-2015).

Francisco llama a un cambio de mentalidades, un cambio de paradigma para que la Iglesia no siga actuando monárquica y totalitariamente, en parroquias, proyectos educativos y acciones pastorales. Que aprenda a tomar decisiones colegiales porque "muchos no encuentran espacio en sus Iglesias particulares para poder expresarse y actuar, a raíz de ese excesivo clericalismo que los mantiene al margen de las decisiones" (Evangelii Gaudium, 102). En fin, esta reforma o cambio de las mentalidades pasa por un cambio en el modo de comprender a la Iglesia. Como dijo Francisco: "prefiero una Iglesia manchada por salir a la calle, antes que una enferma por el encierro y la comodidad" (Evangelii Gaudium 49).

(Mireia Bonilla para RV)








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